lunes, 3 de marzo de 2014

EDITORIAL

Semana del 3 al 10 de Marzo de 2014

La semana que concluyó ayer, ha tenido como protagonistas a dos países muy importantes donde el
crecimiento de la violencia podría conducir a una conflagración de tales proporciones que es mejor ni pensarlas para no despertar a Marte, el dios de la Guerra. Se trata de Venezuela y Ucrania, países donde el petróleo juega un factor importante y también arma de desestabilización de sus respectivos gobiernos.
La invasión militar de Ucrania por parte de Rusia, como medida para impedir su ingreso a la Comunidad Europea y su adhesión a la OTAN, ha sido determinante para la decisión final. Por territorio ucraniano pasa la mayor parte del petróleo que Rusia vende a Europa quien a partir de allí controlaría los aranceles de este producto y Rusia no está dispuesta a aceptar que un país como Ucrania cuyos vínculos históricos son potentes, además de poseer en su territorio gran parte del arsenal militar y nuclear de lo que antes fue la Unión Soviética es una presea que los rusos muy difícilmente van a soltar. Allí se juegan la vida como cuando la invasión alemana.
En Venezuela, la abierta intervención norteamericana apoyando a la oposición venezolana que ha pasado a una ofensiva violentista que no cede es un reto para el gobierno de Nicolás Maduro. La tiene que desmontar si o si. El problema está en que el reformismo de capitalismo de Estado que representa Maduro, ya agotó sus posibilidades de negociación y lo único que puede derrotar a la derecha fascistona venezolana representada por Leopoldo López, es una victoria para los trabajadores, si es que estos logran imponer su exigencia de liquidar la propiedad privada sobre los medios de producción entregando los más elementales y dirigidos al abastecimiento de productos básicos que los venezolanos demandan.
En el Perú, esta semana ha vuelto a caer otro primer ministro que nunca fue nada. Allí, a pesar de las habladurías que señalan que es Nadine Heredia quien manda en Palacio de Gobierno, se ha puesto de relieve que en realidad el “burro con sueño” Miguel Castilla, mayordomo de la Confiep, es quien determina lo que se hace en la Casa de Pizarro. Y mientras las utilidades y el PBI sigue creciendo, los salarios siguen iguales y los pobre cada vez más pobres, por mucho que en el mejor de los casos al menos coman una vez al día lo que según las estadísticas oficiales indica que ya dejaron de ser pobres.


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