Por Ellen Brown *
Counterpunch
“Controla el petróleo y controlarás las naciones”, dijo el secretario
de Estado de EE.UU. Henry Kissinger en los años setenta. “Controla los
alimentos y controlarás a la gente”.
El control global de
los alimentos ha sido casi logrado, reduciendo la diversidad de las
semillas con semillas OGM (genéticamente modificadas) que son
distribuidas solo por unas pocas corporaciones transnacionales. Pero
esta agenda ha sido implementada a un grave coste para nuestra salud; y
si el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) es aprobado, el control
no solo sobre nuestros alimentos sino nuestra salud, nuestro entorno y
nuestro sistema financiero estarán en manos de corporaciones
transnacionales.
Beneficios antes de las poblaciones
La
ingeniería genética ha posibilitado el control patentado sobre las
semillas de las que depende el suministro de alimentos del mundo. Genes
“Terminator” posibilitan la producción de semillas estériles, utilizando
un catalizador químico sintético llamado apropiadamente “Traitor” para
inducir esterilidad en las semillas. Por lo tanto los agricultores
tienen que comprar año tras año semillas a los propietarios de las
patentes. Para cubrir esos costes, los precios de los alimentos son
aumentados; pero el daño es mucho mayor que el causado a nuestras
billeteras.
Según una entrevista de Acres USA del
fitopatólogo Don Huber, Profesor Emérito en la Universidad Purdue, dos
características modificadas dan razón de prácticamente todos los
cultivos genéticamente modificados sembrados en el mundo actualmente.
Una involucra la resistencia a los insectos. La otra modificación, más
inquietante, involucra la insensibilidad a herbicidas sobre la base de
glifosato. Conocido a menudo como Roundup por el producto éxito de
ventas de Monsanto de ese nombre, glifosato envenena todo lo que
encuentra en su camino con la excepción de plantas genéticamente
modificadas para resistirlo.
Herbicidas basados en
glifosato son ahora los más comúnmente utilizados en el mundo. Glifosato
es un socio esencial de los OGM que constituyen el principal negocio de
la creciente industria de la biotecnología. Glifosato es un herbicida
de “espectro amplio” que destruye indiscriminadamente, no matando
directamente plantas indeseadas sino bloqueando el acceso a nutrientes
críticos.
Debido al modo insidioso en que funciona, ha
sido vendido como un reemplazo relativamente benigno de los devastadores
anteriores herbicidas basados en dioxina. Pero numerosos datos
experimentales han mostrado que glifosato y los alimentos OGM que lo
incorporan plantean serios peligros para la salud. El riesgo lo complica
la toxicidad de ingredientes “inertes” utilizados para potenciar el
glifosato. Los investigadores han establecido, por ejemplo, que el
surfactante POEA puede matar células humanas, particularmente células
embrionarias, placentarias y de los cordones umbilicales. Pero esos
riesgos han sido convenientemente ignorados.
El uso generalizado
de alimentos OGM y herbicidas de glifosato ayuda a explicar la anomalía
de que EE.UU. gasta más del doble per cápita en atención sanitaria que
el país desarrollado promedio, pero es considerado muy abajo en la
escala de las poblaciones más saludables del mundo. La Organización
Mundial de la Salud ha clasificado a EE.UU. como ÚLTIMO entre 17
naciones desarrolladas en la salud en general.
Entre
sesenta y setenta por ciento de los alimentos en los supermercados
estadounidenses son ahora genéticamente modificados. Al contrario, en
por lo menos 26 otros países –incluidos Suiza, Australia, Austria,
China, India, Francia, Alemania, Hungría, Luxemburgo, Grecia, Bulgaria,
Polonia, Italia, México y Rusia– los OGM han sido total o parcialmente
prohibidos; y en unos sesenta otros países hay restricciones
significativas de los OGM.
Una prohibición del uso de los
OGM y de glifosato podría llegar lejos en la mejora de la salud de los
estadounidenses. Pero el Acuerdo de Asociación Transpacífico, un acuerdo
comercial global para el cual el gobierno de Obama ha pedido el uso de
la Vía Rápida, bloquearía esa especie de enfoque concentrado en la causa
ante la crisis de la atención sanitaria.
Los insidiosos efectos de Roundup
Los
cultivos resistentes a Roundup escapan a la muerte por glifosato, pero
no evitan que sea absorbido en sus tejidos. Los cultivos que toleran los
herbicidas tienen niveles sustancialmente superiores de residuos de
herbicida que otros cultivos. De hecho, muchos países han tenido que
elevar sus niveles legalmente permitidos –por hasta 50 veces– a fin de
dar cabida a la introducción de cultivos GM. En la Unión Europea, los
residuos en los alimentos aumentarán 100-150 veces si se aprueba una
nueva propuesta de Monsanto. Mientras tanto, “súper-malezas” tolerantes a
herbicidas se han adaptado al producto químico, requiriendo aún más
dosis tóxicas y nuevos productos químicos tóxicos para matarlas.
Las
enzimas humanas son afectadas por el glifosato de la misma manera que
las enzimas de las plantas: el producto químico bloquea la absorción de
manganeso y otros minerales esenciales. Sin esos minerales, no podemos
metabolizar adecuadamente nuestros alimentos. Eso ayuda a explicar la
rampante epidemia de obesidad en EE.UU. La gente come y come en un
intento de adquirir los nutrientes que simplemente no están contenidos
en sus alimentos.
Según los investigadores Samsell y Seneff en Biosemiotic Entropy: Disorder, Disease, and Mortality (Abril de 2013):
La inhibición por el glifosato de enzimas citocromo P450 (CYP) es un componente pasado por alto de su toxicidad para mamíferos. Las enzimas CYP juegan papeles cruciales en la biología… El impacto negativo en el cuerpo es insidioso y se manifiesta lentamente con el pasar del tiempo a medida que la inflamación daña sistemas celulares en todo el cuerpo. Las consecuencias son la mayoría de las enfermedades y condiciones asociadas con una dieta occidental, que incluyen desórdenes gastrointestinales, obesidad, diabetes, enfermedades del corazón, depresión, autismo, infertilidad, cáncer y Alzheimer.
Más
de 40 enfermedades han sido vinculadas al uso de glifosato, y más
siguen apareciendo. En septiembre de 2013, la Universidad Nacional de
Rio Cuarto, Argentina, publicó resultados de su investigación de que el
glifosato realza el crecimiento de hongos que producen aflatoxina B1,
una de las sustancias más carcinógenas. Un doctor de Chaco, Argentina,
dijo a Associated Press: “Hemos pasado de tener una población
bastante saludable a otra con una alta tasa de cáncer, defectos
congénitos y enfermedades nunca antes vistas”. El desarrollo de hongos
ha aumentado significativamente en los cultivos de maíz estadounidense.
El
glifosato también ha causado serios daños al medioambiente. Según un
informe de octubre de 2012 del Instituto de Ciencia en la Sociedad:
Las afirmaciones de la agroindustria de que el glifosato y los cultivos que toleran el glifosato, aumentan los beneficios de los agricultores y benefician el entorno al reducir el uso de pesticidas. La situación es exactamente la contraria… La evidencia indica que los herbicidas de glifosato y los cultivos tolerantes al glifosato han tenido efectos ampliamente perjudiciales, incluyendo súper malezas resistentes al glifosato, virulentos patógenos para las plantas (y nuevo ganado), salud y rendimiento reducidos de las cosechas, daño a especies que no eran el objetivo desde insectos a anfibios y ganado, así como reducción de la fertilidad del suelo.
La política triunfa sobre la ciencia
A
la luz de estas conclusiones adversas, ¿por qué Washington y la
Comisión Europea siguen endosando como seguro el glifosato? Los críticos
apuntan a regulaciones permisivas, fuerte influencia de lobistas
corporativos, y una agenda política que tiene más que ver con poder y
control que con la protección de la salud de la gente.
En el innovador libro Seeds of Destruction: The Hidden Agenda of Genetic Manipulation,
publicado en 2007, William Engdahl declara que el control alimentario
global y la despoblación se convirtieron en política estratégica de
EE.UU. bajo el protegido de Rockefeller, Henry Kissinger. Junto con la
geopolítica petrolera, debían constituir la nueva “solución” a las
amenazas al poder global de EE.UU. y al continuo acceso estadounidense a
materias primas baratas del mundo en desarrollo. En línea con esa
agenda, el gobierno ha mostrado extrema parcialidad a favor de la
agroindustria biotecnológica, optando por un sistema en el cual la
industria se monitorea “voluntariamente”. Alimentos bio-modificados son
tratados como “aditivos alimentarios naturales”, sin requerir ninguna
prueba especial.
Jeffrey M. Smith, director ejecutivo del
Instituto por la Tecnología Responsable, confirma que la política de la
Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en
inglés) permite que compañías biotecnológicas determinen si sus propios
alimentos son seguros. La presentación de datos es totalmente
voluntaria. Concluye:
En el área crítica de la investigación de la seguridad alimentaria, la industria biotecnológica no tiene que rendir cuentas, carece de estándares o de revisión por pares. Han convertido la ciencia basada en datos erróneos en una ciencia.
Sea o no la
despoblación parte intencional de la agenda, el uso generalizado de OGM y
glifosato está teniendo ese resultado. Las propiedades endocrinas
dañinas del glifosato han estado vinculadas a infertilidad, abortos,
defectos congénitos y la detención del desarrollo sexual. En
experimentos rusos, animales alimentados con soya GM fueron estériles en
la tercera generación. Vastas cantidades de suelos agrícolas también
están siendo sistemáticamente arruinados por la muerte de
microorganismos benéficos que permiten que las raíces de las plantas
acepten nutrientes del suelo.
En el revelador documental de Gary Null Seeds of Death: Unveiling the Lies of GMOs,
el Dr. Bruce Lipton advierte: “Estamos conduciendo al mundo hacia la
sexta extinción masiva de la vida en este planeta… La conducta humana
está estropeando la red de vida.”
El TPP y el Control Corporativo Internacional
A
medida que las devastadoras conclusiones de estos y otros
investigadores despiertan a la gente en todo el globo ante los peligros
de Roundup y los alimentos OGM, las corporaciones transnacionales
trabajan febrilmente con el gobierno de Obama para aplicar la Vía Rápida
al Acuerdo de Asociación Transpacífico, un acuerdo comercial que
despojaría a los gobiernos del poder para regular las actividades
corporativas transnacionales. Las negociaciones han sido mantenidas en
secreto ante el Congreso, pero no ante los asesores corporativos, 600 de
los cuales han sido consultados y conocen los detalles. Según Barbara
Chicherio en Nation of Change:
El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) tiene el potencial de convertirse en el mayor Acuerdo de Libre Comercio regional en la historia…
El negociador agrícola jefe de EE.UU. es el ex lobista de Monsanto, Islam Siddique. Si fuera ratificado el TPP impondría regulaciones escarmentadoras que dan a las corporaciones multinacionales derechos sin precedentes para exigir compensaciones con dineros públicos por políticas que las corporaciones consideran como una barrera a sus beneficios.
…Están creando cuidadosamente el TPP para asegurar que los ciudadanos de los países involucrados no tengan ningún control sobre la seguridad alimentaria, lo que coman, lo que es cultivado, las condiciones bajo las cuales los alimentos son cultivados y el uso de herbicidas y pesticidas.
La
seguridad alimentaria es solo uno de los muchos derechos y protecciones
que pueden sucumbir ante esta súper-arma de control corporativo
internacional. En una entrevista dada en abril de 2013 a The Real News Network, Kevin Zeese calificó al TPP de “NAFTA con esteroides” y de “golpe corporativo global”. Advirtió:
No importa cuál tema importe –sean salarios, puestos de trabajo, la protección del medioambiente… este tema lo va a afectar negativamente…
Si un país toma un paso para tratar de regular la industria financiera o establecer un banco público para representar el interés público, puede ser demandado…
Retorno a la naturaleza: no es demasiado tarde
Existe
una manera más segura, más conciliable con el planeta para alimentar a
las naciones. Mientras Monsanto y los reguladores estadounidenses
imponen cultivos GM a las familias estadounidenses, las familias rusas
muestran lo que se puede hacer con métodos de agricultura sostenible en
simples pequeños huertos. En 2011, un 40% de los alimentos de Rusia
fueron cultivados en dachas (casas o lotes de campo). Los huertos en las
dachas produjeron más de un 80% de las frutas y fresas, frambuesas y
moras del país, más de 66% de los vegetales, casi 80% de las patatas y
cerca de 50% de la leche de la nación, consumida en gran parte cruda.
Según Vladimir Megre, autor del éxito de ventas Ringing Cedars Series:
Esencialmente, lo que demuestran los hortelanos rusos es que los hortelanos pueden alimentar al mundo – y que no se necesitan OGM, granjas industriales, o cualquier otro truco tecnológico para garantizar que todos tengan suficiente alimento. Hay que considerar que Rusia tiene solo 110 días de período de cultivo por año – por lo tanto en EE.UU., por ejemplo, la producción de los hortelanos podría ser sustancialmente mayor. Actualmente, sin embargo, el área ocupada por césped en EE.UU. es dos veces mayor que la de los huertos rusos – y no produce nada más que una industria de cuidado del césped de miles de millones de dólares.
En
EE.UU., solo cerca de 0,6% del área agrícola total está dedicado a la
agricultura orgánica. Esta área debe ser ampliamente expandida si hemos
de evitar “la sexta extinción masiva”. Pero primero, tenemos que instar a
nuestros representantes a que detengan la Vía Rápida, que voten no al
TPP, y que exijan una eliminación global de los herbicidas basados en
glifosato y de los alimentos OGM. Nuestra salud, nuestras finanzas y
nuestro medioambiente están en juego.
Ellen Brown es abogada y presidente del Public Banking Institute, http://PublicBankingInstitute.org . En Web of Debt, muestra cómo un cartel privado ha usurpado el poder de crear dinero de la propia gente, y cómo, nosotros el pueblo, podemos recuperarlo. En In The Public Bank Solution, su último libro, explora exitosos modelos de banca pública histórica y globalmente. Sus blogs están en EllenBrown.com.*
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