El culebrón del Citroen regalado a ALAN
Por: Jimmy Calla Colana
Capítulo 1, donde el joven pobre deja los zapatos
rotos por un carro de lujo.
El Citroen DS CIT3, carro último modelo de la época, más parece una
carroza para trasladar difuntos. Un vehículo de estos, color negro, le fue
obsequiado, por Mario Mendoza, padre, a Alan García Pérez en la primera mitad
de los años ochenta. Al parecer, los carros son una de las coimas que más le
gustan al hoy regordete García Pérez.
La oscura carroza de lujo que Alan García recibió como
regalo, a comienzos de los años ochenta, fue un vehículo que manejaba su,
entonces, hombre de confianza Rómulo
León Alegría —el de los petroaudios—, hoy está generado todo un recordatorio de lo que Alan García
hacía en su primer gobierno.
Se ha recordado que el afable ciudadano que obsequió
el Citroen a Alan García responde al nombre de don Mario Mendoza.
En los años ochenta, don Mario, era el representante
de Citroen en el Perú, marca que nunca se pudo marketear y menos posicionar en
el mercado nacional de vehículos de motor como
sí logró hacerlo, en otros países como, por ejemplo, en Chile.
El destino deparó que don Mario perteneciera a la
misma logia masónica de Luis Nava
Guibert, un bufalesco valentón, fanfarrón de estoques que, como fiel
“chucho” de García Pérez, llegó a ser su
secretario de Palacio. Es ese el contexto en que se produce la amistad entre
Nava Guibert y Mario Mendoza.
En aquellos lejanos años, Nava le explicó a don
Mario la pobreza franciscana en la que vivía un muchacho llamado Alan, que se
perfilaba como futuro presidente del Perú. Le pidió que colaborara con el
candidato. Don Mario, de inmediato, le contestó a Nava muy comedido, claro que
si, qué ocurrencia, faltaba más... Al día siguiente, don Mario Mendoza le hizo
llegar al susodicho el regalo solicitado. En ese tiempo, el pobre Alan no tenía
donde caerse muerto. Quedó impresionado con
el obsequio que consistía en una flamante máquina Citroen, color negro
azabache, de esas que podían caminar con tres ruedas en caso de emergencia.
Como era mucho roche
que de la noche a la mañana García se apareciese en Lima con tan imponente bólido, Alan le pidió a su carnal y amigo del alma, don Rómulo León Alegría, que le
manejara el vehículo, a lo que el fiel y sacrificado Rómulo accedió de
inmediato, convirtiéndose en el agraciado chofer del futuro felón.
Hasta aquí la historia de don Mario Mendoza, el
íntimo de Luis Nava Guibert, benefactor alanista a quien denominaremos de ahora
en adelante, para evitar confusiones, don Mario Mendoza padre.
Capítulo 2. “Cuando
llueve, todos se mojan…”
El 11 de diciembre de 2006, desempeñaba la presidencia Alan García
Pérez, y detentaba ya por cinco meses el cargo de ministro de Educación, su
cómplice, don José Antonio Chang Escobedo. En esa fecha, el referido Ministerio
firmó un contrato de mantenimiento de locales escolares con una firma
desconocida y sin solvencia llamada Kinza,
E.I.R.L.
El contrato ascendió a la cruda y friolera suma de
12 millones de soles. Kinza empresa individual de responsabilidad limitada, no
tenía antecedentes, ni experiencia para reconstruir locales escolares. Más aún,
era una firma que prácticamente carecía de capital.
La empresita contratista fantasma era propiedad de
una anfitriona argentina, llamada Karen Inza, una dama que había agarrado
de todo para sobrevivir, menos un martillo. La compañía fue creada para ciertos
fines artísticos que ustedes pueden
suponer. Mas aún, Karen, en su corta vida de modelo en pasarelas y recepciones
sociales, jamás reparó ningún local escolar.
A esta empresa fantasma, por motivos que
explicaremos luego; el corrupto ministro José
A.
Chang Escobedo le entregó doce millones de soles.
El profesor Jimmy Calla, miembro del Consejo Editorial de Prensa Libre es autor de varios libros sobre la corrupción aprista. |
La empresa Kinza E.I.R.L. como ya un programa
dominical nocturno de TV lo informó, se apoderó ilícitamente de siete millones
de soles, dicha empresa desapareció del contexto, y no ejecutó los trabajos a
los que se había comprometido. Constituyendo el delito de estafa, donde el
directo responsable es Chang Escobedo.
Se preguntará, el esforzado lector, ¿qué tiene que
ver Kinza con Mario Mendoza (padre), el caritativo ciudadano que le regaló un
Citroen negro, último modelo, a García Pérez a comienzos de los años ochenta?
La respuesta es sencilla: si bien Kinza era la empresa de la anfitriona Karen,
quien realmente estaba detrás de ella (y de la empresa) era nada menos que otro
Mario Mendoza, hijo del anterior. Para diferenciarlo, llamaremos Mario Mendoza
(hijo) a este pendenciero ciudadano.
¿Cómo fue qué una empresita fantasma como Kinza pudo
recibir doce millones de soles, del Estado peruano, para reconstruir locales
escolares siendo una firma dedicada a la organización y provisión de
anfitrionas para recepciones sociales?
Habría que preguntarle a Mario Mendoza (hijo), quien
seguramente referirá de taquito la interrogante a su papá, Mario Mendoza (padre),
quien probablemente, explicaría que la respuesta está relacionada con el poder
e influencia qué tiene en el régimen de García Pérez un Citroen regalado en el
momento oportuno.
Modestamente, el corrupto ministro de Educación,
José Antonio Chang, acaba de declarar ser el titular de un sugerente patrimonio
ascendente a seis millones de soles (poco mas de dos millones de dólares).
Cuando pensamos en esta cifra, que es un valor aproximado de los activos del
cómplice de García en Educación, nos preguntamos, ¿cuánto en comisiones y
coimas habrá recibido Chang Escobedo de Kinza y de todas las demás empresas
como Kinza que han contratado con su Ministerio?
Con su fortuna de seis millones de soles, el ex
ministro Chang Escobedo acaba de comprarle a Alan García la residencia que éste
regentaba en Los Pulpos. Según afirma, Chang sólo pagó por dicha casa de verano
130 mil dólares. ¿Cuál habrá sido la cifra real de la transacción? Eso no lo
sabemos. Lo que sí conocemos es que estamos frente a un régimen agujereado por
la corrupción. En particular, García y ministros como Chang Escobedo son
vulgares delincuentes que debieran de inmediato ser puestos en manos de la
justicia.
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