Editorial de Prensa Libre de la primera
semana de enero de 2014
Tal como anticipábamos en nuestro último
editorial, los fuegos artificiales con que se celebraron las fiestas de fin de
año, no quemaron lo viejo para dar a luz a un nuevo año. En realidad se
quemaron las esperanzas de algo nuevo y disipados los humos vemos que todo
sigue igual. Más de lo mismo. El capitalismo, su corruptela,
la destrucción ambiental, el acaparamiento y el terror de Estado listo para
saltar a la yugular de los pueblos que osen resistirlo.
El imperio amenaza, aunque esta vez bajo el
repudio generado por las prácticas de espionaje que, con la excusa de combatir
el terrorismo que es hijo de ellos, invade sin límites y con características
criminales la vida privada de los ciudadanos del mundo entero. Ese repudio se
expresa en las respuestas contundentes de Julian Assange, creador de WikiLeaks,
hoy refugiado en el Consulado del Ecuador, en Inglaterra, al referirse, en una
entrevista a la prensa rusa, a las amenazas que ha debido padecer el experto en
computadoras hoy asilado en Rusia, Edward Snowden, por parte de los Estados
Unidos que desearía a través de él escarmentar a otros posibles denunciantes,
para evitar más destapes de la forma ilegal, abusiva y prepotente como EEUU
espía al mundo entero.
Pero si se trata de sentir que pasa más de lo mismo, basta hojear las informaciones
de los medios en Nueva York, donde se suponía que algo cambiaba con la elección
del “progresista” Bill de Blasio, para anotar que “todo es mentira”, como
cantaba Gardel. Bill Bratton, el fascistón comisionado de policía que
durante el primer período de Giuliani, en los 90, impuso el terror policial
“dispara primero y pregunta después”, hoy ha vuelto al cargo, contratado nada
menos que por el flamante alcalde. ¿Es que se prepara la policía contra la
delincuencia o esta vez contra las protestas que han quedado latentes desde
Occupy Wall Street?
Y en Perú, ¿no es más de lo mismo, percibir que Humala sigue siendo tratado como un
pobre diablo a quien nadie hace caso y que incomoda a tirios y troyanos, con
sus declaraciones? En el caso reciente del debate abierto en el Perú sobre la
concentración de medios que ha producido el grupo El Comercio, al engullirse a
Epensa, para ahora controlar más del 80% de le prensa escrita y televisiva en
el Perú para, sin duda alguna, imponer una agenda aprofujimontesinista, luego
de que Vargas Llosa se pronunciara contra esa monopolización de los medios,
Humala pensó que había llegado su momento, y hoy, desde todos lados se siente
que le gritan ¡Por qué no te callas!
Ese es el corolario a un traidor. Arrastrado
cobardemente a renunciar al programa que le dio cierta identidad, por más que
la derecha lo haya finalmente convertido en guachimán de sus intereses, eso no
le da autoridad para opinar, diría la Confiep y ahora la SIP que ordena callar
al presidente-títere del Perú en un asunto que supuestamente es de carácter
“empresarial”.
Pero no es así. La concentración de medios es
solo otra expresión más de lo que es el capitalismo neoliberal que lleva al
máximo la concentración y acaparamiento de recursos y de poder y, como no puede
ser de otra manera, también concentra los medios de comunicación para de esa
manera manipular las conciencias y permitirse la perpetuación de un sistema que
está destruyendo la condición humana y el planeta en que vivimos.
Más de lo mismo, sería el mensaje de comienzo de
año, una idea en la que todos nuestros colaboradores en Prensa Libre coinciden.
Pero, aun así, el pesimismo no nos paraliza. Lo que acontece es simplemente uno
de los retos más que nos exige la realidad para abrir todos los debates que
sean necesarios para que estemos mejor capacitados para el cambio que deseamos.
Para nosotros, a diferencia de ellos, más de lo mismo es seguir en la lucha
por mantener los párpados bien abiertos para como Ulises acabar con el Polifemo
capitalista antes de que éste termine devorándonos.
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