Sola contra el mundo, podría titularse esta foto. Pero es la lucha de las mujeres que no acaba |
Era el 8 de marzo de 1857, cuando las trabajadoras
de las fábricas textiles de Manhattan se declararon en huelga por sus duras
condiciones laborales, años después, en 1908, y una vez más 40.000 costureras
dejaron sus puestos de trabajo para reivindicar el derecho a sindicarse, a
tener una jornada digna y a exigir la prohibición del trabajo infantil, un
verdadero maltrato a sus hijos.
El 25 de marzo de 1911, operarias de la
fábrica textil Triangle Shirtwaist de Nueva York ocuparon la empresa en
protesta por las duras condiciones de trabajo. Como respuesta, el propietario
cerró las puertas de la factoría y le prendió fuego matando a 129 de ellas.
Hasta comienzos del siglo pasado,
EEUU, el país que se jacta ser el más avanzado del mundo y que cada año juzga
como se comportan los demás países en materia de derechos humanos, a las
obreras textiles se les extirpaba el clítoris porque se decía que el movimiento
de las piernas ante la máquina de coser, las excitaba y les restaba energía
para el trabajo.
Pero quienes no se atreven a leer esa
información de lo que pasaba en las fábricas de Nueva York, si leen con espanto
que en el África al 15% de las mujeres se les extirpa el clítoris y algunas mueren por los
procedimientos salvajes y antihigiénicos con el que se les practica dicha mutilación.
Empujados a guerras fraticidas por los
traficantes de armamentos que aprovechan o impulsan las discordias étnicas, para robarles sus riquezas
naturales y explotarlos como esclavos, los hombres se arrastran hacia la
barbarie. En Sierra Leona, los sicarios paramilitares, cortan una mano a todos
los habitantes de una aldea antes de retirarse. Una niña, orgullosa de haber aprendido a
escribir, pide que le corten la mano izquierda. Un desalmado sicario le corta
las dos.
En Bosnia, parte de Yugoeslavia que
Europa y EEUU lanzaron al abismo guerrero para dividir al país que alguna vez
desafió al
occidente capitalista y a la burocracia estalinista, unos soldados detienen a
una joven que llevaba a su bebé en brazos. La violan entre cuatro chetniks, y cuando terminan, la joven
pide que le acerquen a su bebé para amamantarlo. Entonces, un chetnik decapitó al niño alcanzándole la cabeza ensangrentada a la
madre.
Las barbaries ocasionadas por el
capitalismo son una larga lista sin fin. Pero hay que decirlo sin falsos
tapujos. No sólo
los émulos de
Hitler, Mengele y los dictadores que han asolado el planeta casi igual que demócratas como los presidentes de los
EEUU que ordenaron barbaries en Vietnam, o invasiones a República Dominicana o
a Panamá, o azuzaron guerras en Centroamérica son sujetos de las peores
condenas.
También están los crímenes de Stalin que secuestraba como pasatiempo a
las mujeres e hijos de sus opositores para obligarlos a rendirse y a ponerse a
su disposición. El caso trágico fue el de Antonov-Ovséyenko, un
destacado bolchevique que tuvo la gloria de dirigir las tropas que asaltaron el
Palacio de Invierno de los zares en Petrogrado, una acción que marcó la
victoria de los bolcheviques y la revolución rusa. Cuando, Stalin, a la muerte
de Lenin en 1924, se hace del poder mediante un golpe de Estado sui-géneris,
Antonov-Ovséyenko, denuncia a Stalin como un déspota y se incorpora a la
oposición de izquierda que lideraba Trotsky.
En 1928, su familia es amenazada
de muerte y Antonov-Ovséyenko es forzado a renunciar a la oposición y someterse al poder estalinista.
Durante la Guerra Civil española, Rusia lo envía para poner sus conocimientos
militares no para llevar el conflicto hacia una victoria revolucionaria.
Antonov-Ovséyenko, fue enviado a dirigir la conspiración para asesinar a
dirigentes políticos a la izquierda del Partido Comunista Español, como Andrés
Nin líder del POUM, una organización cercana a Trotsky, y Buenaventura Durruti,
líder de los anarquistas.
Asesinatos,
secuestros, violaciones, violencia doméstica, son parte de una historia que las
mujeres aun siguen padeciendo. En EEUU, cifras oficiales afirman que el 20% de
las mujeres de este civilizado país, sufren violencia de género. En España,
según reporta el diario El Mundo, 600,000 mujeres padecen violencia doméstica y
unas 700 mujeres han sido asesinadas en los últimos 10 años, una cifra que
aumenta conforme se agudiza la crisis económica del país. El feminicidio en
México es aterrador.
Se podrían
llenar miles de páginas con el listado de crímenes cotidianos que sufren las
mujeres, pero acá hay que apuntar bien el dedo acusador. La violencia contra la
mujer tiene su origen histórico con la aparición de la propiedad privada. Por
eso el socialismo es esperanzador, porque cuando la propiedad privada
desaparezca, la relación hombre-mujer y de los seres humanos con la naturaleza,
será dominado por la igualdad.
Entonces los seres humanos recuperarán sus
instintos naturales por la solidaridad, el amor y la fraternidad. La violencia
y el temor a la muerte brutal serán superados. (PL)
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