La cantante de ópera que hizo historia en un segregado EE.UU.
Vincent Dowd
Tomado de la edición digital
del 9 de abrild de la BBC
Hace 75 años, se llevó a cabo un concierto en Washington DC que es
visto por muchas personas como un importante precursor del movimiento de los
derechos civiles de las décadas de los años 50 y 60.
En el concierto, celebrado en el Monumento de Lincoln, cantó la
contralto clásica Marian Anderson, considerada como una de las mejores voces
estadounidenses de la época.
Cuando el color de su piel la
excluyó de participar en una presentación que se celebraría en un salón de gran
prestigio, Anderson, quien insistió que no tenía ningún interés en ser una
activista social, se convirtió en el centro de una fiera tormenta política.
Por gran parte de su vida,
Anderson fue la dueña de la casa número 762 de la calle South Martin, en
Filadelfia. Hoy en día, la modesta propiedad ha sido restaurada como un museo
dedicado a su distinguida vida y carrera.
En 1998, Filadelfia
oficialmente renombró la calle como Marian Anderson.
En su vida privada, Anderson
era una persona reservada. En el escenario, era una artista magnífica, ya fuese
que interpretara un repertorio de ópera o cantos espirituales.
La cantante siempre dijo que
todo lo que ella deseaba decir estaba en su arte. Sin embargo, se vio en el
centro de un debate público sobre la política de segregación racial en la
mismísima capital estadounidense.
Silencio
Anderson había nacido en Filadelfia en 1897. Sus padres, que no eran
personas adineradas, asistían a la Iglesia Bautista. Fue allí donde la
habilidad vocal de la joven se hizo evidente.
La música Blanche Burton Lyles
conoció a Anderson cuando era niña. Tras la muerte de la cantante, Burton creó
el museo en su honor.
"Marian era muy amable y
gentil. Era muy modesta. No tenía interés en la política pero aquí en Filadelfia
se convirtió en una gran figura. Cuando escuchas sus grabaciones, percibes una
profundidad real".
"Algunas veces, al final
de sus conciertos había un silencio total, lo cual pudo haber preocupado a
algunos artistas. Pero ese silencio venía más bien de la reverencia de la
audiencia ante su espiritualidad".
Al terminar el bachillerato,
Anderson se presentó para estudiar en la Academia de Música de Filadelfia, una
institución donde todos eran blancos. Pero fue rechazada no porque careciera de
talento o de potencial como cantante, sino por su color de piel.
"Decepcionada"
Anderson regresó a Londres en 1952, tras visitar Suecia.
En 1984, Anderson le contó a
la BBC cómo se sintió al ser rechazada.
"Me sentí absolutamente
devastada, terriblemente decepcionada. La joven que me atendió parecía sentir
mucho placer al decírmelo. Como yo era realmente ingenua, sentí que una persona
conectada con la música no podría tener esa actitud".
Anderson estudió privadamente,
apoyada financieramente por la comunidad local. Desde mediados de los años 20,
su reputación creció: la pureza de su tono era muy admirado.
Pero para desarrollar una
carrera del nivel más alto, la artista necesitaba salir al extranjero.
Anderson hizo su debut en
Londres en 1930 y fue aclamada en Salzburgo y Moscú. Era una de las cantantes
favoritas del gran compositor finlandés Sibelius.
1939, el año
El incidente que le dio un lugar en la historia social estadounidense
ocurrió en 1939.
Su agente, Sol Hurok, y ella decidieron que había llegado el momento para
cantar en el Salón de la Constitución, que en ese entonces era considerado el
principal salón en Washington dedicado a la música clásica (un honor que
después le fue cedido al Centro Kennedy).
El Salón de la Constitución le
pertenecía a la organización conocida como Hijas de la Revolución
Estadounidense (DAR, por sus siglas en inglés: Daughters of the American
Revolution).
El DAR es una institución para
mujeres que "puedan probar una descendencia lineal de un patriota de la
Revolución Estadounidense".
En 1939 esa definición era
suficiente para excluir a cualquier persona que fuera negra.
Hoy en día el DAR es enfático
al afirmar que, años después, Anderson se presentó en el Salón de la
Constitución.
Por largo tiempo, esa
organización se ha disculpado por sus antiguas políticas y este sábado
celebrará un concierto en Washington, presentado por la ganadora del Grammy
Jessye Norman, en honor a Anderson.
Protesta
Pero hace 75 años, Washington DC era una ciudad segregada y todas las
protestas que protagonizaron los artistas en apoyo a Anderson fueron en vano.
Anderson junto al presidente
John Kennedy, el canciller alemán Konrad Adenauer, el senador George McGovern y
la viuda de Woodrow Wilson.
Sin embargo, ocurrió algo que sacudió a DAR en su núcleo. La primera
dama de Estados Unidos Eleanor Roosevelt renunció a su membresía en protesta
por la forma en que la cantante había sido tratada.
Burton Lyles cree que Anderson
debió haber estado aterrorizada de verse en el ojo de la tormenta. "La
vida para ella no tenía que ver con la política. Incluso, después, recuerdo que
dijo muy poco sobre lo que pasó en 1939".
Pero en la entrevista de 1984
con la BBC, Anderson dejó claro que fue poco lo que supo por adelantado del
concierto al aire libre que se organizó en lugar del concierto que no se
celebró en el Salón de la Constitución.
La organización estuvo
principalmente a cargo de la Universidad de Howard en Washington, de Eleanor
Roosevel y del secretario del Interior, Harold Ickes.
Ickes había sido el arquitecto
clave del New Deal (el programa insigne de asistencia y recuperación
económica) del presidente Roosevelt y su mano derecha en política interna. El
hecho de que Ickes introdujera a Anderson dejó claro que la Casa Blanca
desaprobaba de la directriz de DAR.
Ickes comenzó su discurso
diciendo: "En este gran auditorio bajo del cielo, todos nosotros somos
libres. Cuando Dios nos dio este maravilloso escenario al aire libre y el sol,
la luna y las estrellas, no hizo distinción de raza o de credo o de
color".
"Libertad"
Anderson formó parte de la histórica jornada de la Marcha sobre
Washington por el trabajo y la libertad.
Los filmes noticiosos de la
actuación de Anderson hace 75 años no dan señal alguna de que estuviera
nerviosa. La cantante comenzó con una magnífica y conmovedora versión de "My
Country 'Tis of Thee", el himno nacional alternativo de Estados
Unidos.
Pero una pregunta sigue en el
aire: ¿Estuvo tan desinteresada en política como siempre decía que estaba?
Aunque no era una cantante muy
demostrativa, enfatizó la palabra "libertad" en la canción. La
multitud de 75.000 personas la aplaudió calurosamente cuando su interpretación
terminó: "Tierra donde mis padres murieron... Desde cada ladera, que
repique la libertad".
En 1955, Anderson se convirtió
en la primera afroestadounidense en cantar ópera en el Metropolitan Opera de
Nueva York. Y en 1963, cantó como parte de la Marcha a Washington por el
trabajo y la libertad, en la cual Martín Luther King pronunció su famoso
discurso "Yo tengo un sueño". Ella cantó en las escaleras del
Monumento de Lincoln.
Se suponía que iba a cantar el
himno nacional para dar inicio al evento, pero llegó tarde a ese segmento de la
jornada. En cambio, interpretó una de sus muy amadas canciones espirituales.
Veinticuatro años después de
los eventos de 1939, hubiera sido impensable tener una marcha por los derechos
civiles en Washington sin ella.
Tras un largo
retiro, Marian Anderson murió en 1993.
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