No puede ajustarse los tornillos |
Alan dando
leciones sobre hijos no reconocidos a Sergio Tejada? - El hijo procreado en
Puno y no reconocido por García Pérez, el terror de los hogares apristas
provincianos.- En plena campaña electoral, hace más de treinta años, el
maníaco-depresivo García mancilló el hogar del viejo aprista puneño Víctor
Urviola.- Violó a jovencita que era el “ángel protector” del en ese entonces
septuagenario dirigente
Enfermo maníaco-depresivo Alan García Pérez.
El tipo está tocado de la cabeza.
Con un hijo procreado en Puno hace más de
treinta años y no reconocido hasta la fecha, intenta llamar la atención por
similar comportamiento al congresista Sergio Tejada
(Foto: La República)
Uno de los
rasgos más destacados de la fraternidad aprista provinciana es el recibir en el
hogar familiar, como verdaderos hermanos, a los dirigentes del PAP que viajan
al interior del país en misión partidaria. Innumerables militantes del PAP
–incluido quien escribe estas líneas– podemos dar fe de los cuidados y
atenciones de los apristas provincianos cuando llegaba a su ciudad algún
aprista enviado en misión partidaria por el Jefe, por el CEN o, por algún
organismo nacional como la Comisión de Plan de Gobierno (CONAPLAN). Los
desvelos de los apristas provincianos van desde ir a recogernos al aeropuerto,
transportarnos a la ciudad, y alojarnos en sus casas, hasta compartir la mesa
familiar y preocuparse del éxito en el cumplimiento de los responsabilidades
asignadas por el Partido.
Alan
García Pérez fue uno de los apristas –en este caso, ex aprista– que recibió tan
acogedor tratamiento en sus visitas a las distintas regiones del país en la
época de los comicios para la Asamblea Constituyente y, luego, como secretario
de organización del PAP y coordinador de la campaña electoral de Armando
Villanueva del Campo. Los apristas del Perú profundo entendían que en sus
casas estaban recibiendo, primero al candidato a la Constituyente y luego
al candidato a diputado y gran esperanza del Partido Aprista. Lo que no sabían
los apristas de Puno, de Trujillo, o de Arequipa era que quien estaba llegando
a sus hogares era una persona mentalmente enferma, tocada de una delicada
psicosis maníaco-depresiva que en determinadas oportunidades lo llevaba a
comportarse de manera anormal, irracional e irresponsable.
Es muy
importante que se perciba la relación existente entre la enfermedad bipolar que
afecta a Alan García y el comportamiento resultante. En los episodios psicóticos de
exaltación, agitación y euforia que caracterizan la enfermedad bipolar que
padece, Alan García no puede controlar su actividad motora. Su comportamiento
pasa a caracterizarse por una elevada e incansable inquietud física. Cual
peligrosa criatura salida de una película de horror hollywoodense, García se
transforma y cree que el peligro no existe para él. Por sobre todo, cree que no
sufrirá consecuencias ni sanción por sus actos.
Y es que
como muchos otros enfermos bipolares durante momentos de crisis, García Pérez
practica sin temor actividades de alto riesgo que le proporcionan satisfacción
económica, réditos políticos, o placer sexual. Ordena negociados, se implica en
frecuentes indiscreciones sexuales, viola a hijas o esposas de familias
apristas, administra coimas y, finalmente, se ríe del país.
Fue a
este transformer maníaco-depresivo apellidado García Pérez, a
quien, a fines de los años setenta, recibió en la intimidad del hogar familiar
el viejo aprista puneño Víctor Urviola. Abusando de la cobertura brindada por
su participación en una gira electoral aprista, y seguramente sin haber tomado
varios días el tratamiento de litio que tenía prescrito, el psicópata maníaco
García Pérez mancilló el hogar aprista que fraternalmente lo había albergado.
El asalto y violación ejecutados por Alan García en el hogar aprista Urviola de
Puno –como el practicado en el hogar aprista Lozada de Arequipa– tuvieron como
consecuencia el nacimiento de una criatura que nunca fue reconocida por su
verdadero padre.
Por eso,
creo que los lectores coincidirán con el autor en afirmar que si Alan García
Pérez desea acusar a algún prójimo político de no haber reconocido a un hijo,
primero el propio García debería set the record straight, reconocer al
hijo que procreó en Puno –y que nunca reconoció– y desagraviar a la
madre y a la familia. No sólo García cometió el delito de asalto y violación
contra una joven a la que ilusionó y engañó sino que se aprovechó del APRA para
sus fines subalternos.
Algo más:
la violación de la joven del hogar Urviola en Puno –al igual que la
violación de la joven del hogar Lozada en Arequipa– presentan a Alan García
Pérez como un psicópata maníaco-depresivo cuyos actos criminales –violaciones
sexuales, robos del erario público, recepción de coimas, tráfico de influencias,
asociaciones ilícitas para delinquir, etc.– son facilitados por la
enfermedad bipolar que padece. Alan García debe revelar al país la realidad
de su historia médica. En ese momento el Perú se verá en una encrucijada: si
confinarlo en una institución de sanidad mental o enviarlo a Piedras Gordas,
previo juicio por los diversos crímenes financieros –y de los otros– cometidos
a lo largo de su delictiva carrera política.
© César
Vásquez Bazán, 2014
Marzo 15,
2014
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