Declaración aprobada por el Comité
Internacional de la Cuarta Internacional el pasado 25 de febrero de 2014.
1. La crisis política en
Ucrania comenzó en noviembre de 2013 cuando el presidente Yanukovich,
bajo una fuerte presión de Rusia, decidió no firmar el Tratado de Libre
Comercio con la UE. El Partido de las Regiones realizó durante algunos
meses una campaña oficial en favor de un acuerdo de esta naturaleza. Todo
esto se produjo en el contexto de una profunda crisis social y de deuda que
situó al país bajo la presión del FMI. La forma en que fue adoptada la
decisión, por el poder personal del presidente, aumentó el temor popular de que
se estaba fraguando una nueva integración de Ucrania en un gran proyecto
regional de Rusia y que podrían aumentar las tendencias represivas oligárquica
y presidencial del régimen, evidentes desde 2010.
Por lo tanto, dentro de la crisis
no había dos bandos bien definidos o programas opuestos entre sí, sino más bien
divisiones y vacilaciones de los oligarcas y élites, incluso dentro del Partido
de las Regiones. Y —a pesar de las diferencias culturales, sociales y políticas
entre las regiones históricas del país— la aparición de las masas como un
factor independiente expresa la "indignación" y la desconfianza en
los partidos políticos— ya sea a través de la participación directa en el
movimiento Maidan (más en el oeste y centro) o a través de la pasividad
(dominadora de la parte oriental de habla rusa del país).
Una semana de violencia sangrienta
impuso la opinión de los manifestantes sobre la salida inmediata del presidente
Yanukovich. No ha sido derrocado por un "golpe de Estado": su
creciente impopularidad se convirtió en rechazo absoluto después del horror de
unas 80 muertes, víctimas de los disparos con balas de verdad de sus
francotiradores a los manifestantes. La vacilación del presidente entre la
represión y el diálogo condujo a su profundo aislamiento dentro de su propio
bando —el Parlamento votó por su cese, mientras que una parte de la policía y,
probablemente del ejército, declaró en Kiev, al igual que en otras regiones,
que estaban "en el lado de la gente", y su huida a Rusia fue detenida
en Donetsk, en el corazón mismo de su bastión.
2. Desde el principio este
movimiento presenta una combinación de elementos revolucionarios (democráticos,
anti-elitistas, auto-organizativos) y reaccionarios -el resultado global fue y
sigue siendo una cuestión de lucha política y social. Esas características
también están profundamente arraigadas en el carácter actual de la sociedad
ucraniana post-soviética (atomizada, sin ningún tipo de identidad de clase, con
la degradación de la educación y la hegemonía de las ideas nacionalistas
reaccionarias en la sociedad, junto con un compromiso legítimo por la
independencia nacional y un dramático legado del estalinismo).
Apoyamos el descontento popular y
la aspiración a vivir libre y dignamente, en un Estado democrático y a
deshacerse de un régimen oligárquico y criminal, expresado en el movimiento
llamado Euro Maidan y en todo el país - mientras estamos convencidos de
que la UE es incapaz de satisfacer esas aspiraciones, y así lo expresamos.
Apoyamos el derecho del pueblo
ucraniano en su conjunto para decidir y controlar los acuerdos internacionales
firmados —o para romperlos— en su nombre, ya sea con Rusia o con la UE, con
total transparencia sobre sus efectos políticos y socio-económicos.
Denunciamos a todas las
instituciones, fuerzas políticas internacionales o nacionales, sean cuales sean
sus etiquetas, que limitan la plena y libre determinación de estas opciones de
la población, ya sea por los dictados económicos y financieros, por las leyes
draconianas y fuerzas de seguridad, o por la agresión física, que impiden la
plena y pluralista expresión de opciones y desacuerdos. Desde este punto
de vista denunciamos igualmente a las corrientes de extrema derecha y a las
fuerzas de seguridad, que a menudo comparten la misma ideología nacionalista
reaccionaria, antisemita y violentamente exclusiva.
Mientras que las principales
fuerzas políticas organizadas son, por ahora, de derecha y extrema derecha,
apoyamos a las fuerzas sociales y políticas que están tratando de construir una
oposición de izquierda dentro de ese movimiento. De este modo, se han
negado a excluirse del movimiento e identificarlo exclusivamente con su
componente de extrema derecha. Tal orientación autónoma ha supuesto un
enfrentamiento difícil con los grupos fascistas y un enfoque contrario a la de
todos los partidos políticos gobernantes desde la independencia hace 25 años de
privatizaciones que han suprimido los derechos sociales.
3. Desde el fin del régimen
de Yanukovich, el movimiento de masas no tiene un programa progresista en
cuestiones democráticas, nacionales y sociales y carece de un movimiento de
trabajadores (de un sindicato independiente y una fuerza política implantada
entre los trabajadores) -mientras se llena de esperanzas por cambios
democráticos, políticos y sociales. Cualquiera que sea el resultado
de las próximas elecciones, la desilusión popular continuará. Y
cualesquiera que sean los acuerdos con la UE, los nuevos partidos gobernantes
continuarán con los ataques sociales provocando una posible confrontación
interna que lleve a la desintegración del país. La izquierda alternativa
tiene que responder a esas esperanzas e ilusiones populares a través de sus
propias propuestas sobre cuestiones sociales, lingüísticas, democráticas…
contra los partidos de derecha.
Esperamos que
la población ucraniana encuentre sus propias formas de expresión autoorganizada
de sus demandas concretas y de la desconfianza a los partidos dominantes, en
todas las regiones del país.
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