Un nuevo estudio
de Princeton trae malas noticias para la democracia estadounidense , es decir,
que ya no existe.
Un reciente artículo de Patrick Semansky,
basado en recientes estudios realizados en la prestigiosa Universidad de
Princeton pone al día la realidad de la llamada democracia americana.
Los investigadores Martin Gilens y Benjamin I. Page se preguntaron "¿quién gobierna realmente en
los EEUU?" encontrando que en las últimas décadas el sistema político de
Estados Unidos se ha transformado poco a poco de una democracia en una
oligarquía , donde las élites ricas ejercen el mayor poder.
Analizando los datos obtenidos
de más de 1,800 iniciativas políticas distintas entre 1981-2002 , los dos
concluyen que los individuos ricos y bien conectados en la escena política ya
dirigen el rumbo del país, sin tener en cuenta o incluso en contra de la
voluntad de la mayoría de los votantes .
"El punto central que se
desprende de nuestra investigación es que las élites económicas y los grupos
organizados que representan los intereses comerciales tienen impactos particulares
muy sustanciales en la política de gobierno de los EE.UU.", escriben,
"mientras que los grupos que representan los interés de las masas y de los
ciudadanos comunes, tienen poca o ninguna influencia independiente".
Gilens y Page encuentran que en
el gobierno estadounidense, ya sea bajo administración republicana o demócrata las
preferencias de la poderosa oligarquía se imponen definitivamente.
Las investigaciones señalan que
esto no es un nuevo desarrollo causado, por ejemplo , por las decisiones
recientes de la Corte Suprema que permiten un enorme incremento de dinero para
ejercer presión política, ya sea en forma de contribuciones económicas a la
candidatura de políticos fácilmente manejables, como en lobbys que presionan a
congresistas para la dación de leyes que favorecen a las empresas, como Ciudadanos Unidos o el
fallo de este mes en McCutcheon y FEC. Los datos que, como ya se ha mencionado,
se remontan a la década de los 80 sugieren, que esto ha sido el manejo de una
tendencia de largo plazo, y por lo tanto es más difícil para la mayoría de la
gente percibir, y mucho menos concluir que hace mucho que cayó en la
trampa.
El estudio encuentra a menudo
que los ciudadanos comunes pueden considerarse en la parte “ganadora”, si es
que las políticas de gobierno se encuentran del lado de sus preferencias
políticas pero lo paradógico del caso es que no se corresponde con la realidad que finalmente
no les favorece. Eso es parte del capitalismo que le come el coco a los
trabajadores que siendo explotados además son víctimas de eso que se llama síndrome de
Estocolmo, en el que los secuestrados terminan agradecidos a sus secuestradores
por mantenerlos con vida.
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