lunes, 14 de abril de 2014

SER O NO SER


La lucha por el amor libre

Hay temas en el Perú que son difíciles de tratar: libertad, igualdad, justicia, balance ecológico, solidaridad y fraternidad, entre otros temas derivados o que profundizan los señalados.
Hablar de libertad económica por ejemplo, produce que la mayoría de los medios satanicen a quienes hablen de la injusta distribución de las riquezas en las que unos pocos se aprovechan de la mayoría que las genera, es una aberración. ¿Cómo se va a cuestionar el sagrado derecho de los inversionistas a ganar utilidades sin límites?

Debemos estarles reconocidos por darnos trabajo, nos repiten diariamente en la radio, la televisión, el cine, y por cuanto medio existe para doblegarnos. La libertad en el capitalismo tiene varios apellidos, la libertad de empresa por ejemplo, que permite a los empresarios hacer lo que les viene en gana, como destruir el medio ambiente, corromper al Estado, controlar los medios de comunicación en que la libertad de empresa pisotea la libertad de prensa.
También existe la libertad de mercado que se consagra como si fuera el misterio de la cuarta divinidad después del padre, el hijo y el espíritu santo. La libertad de mercado es la que existe para destruir la producción nacional para obligarnos a comprar productos importados. Es la que sube el precio de los combustibles aun cuando estos bajan de precios, a causa de los enormes beneficios que generan los bajos salarios, como en el Perú, donde, por ejemplo producir un barril de petróleo cuesta entre 8 a 10 dólares, pero como en el mercado mundial está por los 100 dólares, esa libertad de mercado nos obliga a pagar altos e imposibles precios que encarecen la canasta familiar.
Hace más de 200 años que una valiente revolucionaria francesa dijo “¡Oh libertad, cuantos crímenes se cometen en tu nombre!” y esa frase aun mantiene su vigencia.
¿Se puede hablar de igualdad en el Perú, donde el racismo es política de Estado y en el que los gobernantes no consideran semejantes a la población gobernada?

¿Hay Justicia en el Perú?
Asistimos en este momento a la debacle de un sistema que nos muestra que un poderoso e influyente expresidentes es capaz de favorecer el narcotráfico con leyes de indultos sospechosamente llevados a cabo y el sistema judicial no solo no confronta al truhán sino que emite una resolución para anular una investigación llena de pruebas que se niega a ver y todo para facilitar la captura de quien tiene como lema “la plata llega sola” y jura “por Dios y por la plata”.
Hablar de esto que sucede el Perú, puede conducirnos a ser acusados de terroristas y a ser excomulgados por una Iglesia dirigida por Juan Luis Cipriani, un agitador político perteneciente a una organización de ideología nazi-fascista, como es el Opus Dei, quien pisoteando las leyes republicanas que demarcan la separación entre la Iglesia y el Estado, se entromete para exigir un referendo no tanto para prohibir el aborto cuanto por la necesidad medieval de castigar a perpetuidad a las hijas de Eva por el “pecado original”. Penalizar el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, con libertad y sin sentimientos de culpa derivados por leyes injustas y doctrinas de una Iglesia que tiene un historial de sangre y crímenes de lesa humanidad en nuestro país, es lo que busca ese monstruo con sotanas que es el cardenal Cipriani.

Ahora la derecha más cavernaria,
a la que califican con precisión de “bruta y achorada”, vuelve a escudarse en las faldas del cardenal para impedir una ley que permita a homosexuales, bisexuales, lesbianas, que puedan legalizar su unión en pareja para amarse como cualquier pareja humana heterosexual.
Lo dice quien pertenece a una iglesia marcada por una conducta inmoral que ha venido protegiendo desde siglos la corrupción y la hipocresía generalizada, basta leer el Decamerón, que tuvo la osadía de escribir una serie de relatos de las conductas sexuales que se practican al interior, en secreto y clandestinidad, en los conventos y monasterios, descritos nada menos que en… ¡1351!
Pero no hay que remontarse tanto para juzgar a una iglesia que ha debido pagar cientos de millones de dólares a la justicia en EEUU, país donde se están ventilando más de 10,000 casos de pedofilia cometidos por los ministros de Dios. Es curioso que la iglesia católica haya debido vender numerosas propiedades amén de Iglesias para hacer frente a los costos judiciales dándose el caso de que en Nueva York una de sus iglesias fuera convertida en discoteca y donde antes hubo un altar este se transformó en un altillo para que una dama semidesnuda se contorsionara eróticamente para consagrar a los presentes al dios dólar entre humos de marihuana y aspiraciones de cocaína.
Volviendo al Perú, estamos ante una descarnada persecución que incluye amenazas de muerte, a quienes están buscando en el Congreso la dación de una ley que permita el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque eufemísticamente se intente llamar “unión civil” para dorar la píldora. ¿Habrán suficientes congresistas capaces de siquiera debatir la propuesta? En caso de que se apruebe, será firmada por Humala, ese pobre diablo que cada noche acomoda sus traiciones en la almohada? Es de dudar.

Es que eso es el capitalismo en su máxima expresión, empujando al egoísmo y la individualidad. Esto es lo que los socialistas tienen como obligación destruir para alcanzar la Justicia, la libertad, la igualdad, el respeto a la diferencia y al fin el amor triunfe sobre el odio. (KB)

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