A propósito del lío armado por la presencia de médicos
cubanos en el Perú
Jimmy calla colana
Hace 6 años tuve
una dolencia cardíaca que me tuvo
muy preocupado. Cada vez que viajaba a Arequipa o lugar de altura, o si me
movilizaba a pie por largos tramos, o si era sorprendido por una noticia no
regular, me daba taquicardia, esto es un incremento de la frecuencia cardiaca
(contracción demasiado rápida de los ventrículos).
Como soy
asegurado, fui al Seguro Social, a la Clínica Negreiros Criados. Para poder conseguir
una cita tuve que hacer cola allí desde
la 1 de la mañana hasta que al fin a las 8 am comenzaron a atender, no a todos porque a una
buena parte los desestimaban, por motivos para mí desconocidos.
A las 10 am, me tocó
turno. La encargada, una señora que a regañadientes atendía al asegurado, después
de estar parado por cerca de 4 horas, me citó para después de 3 meses, para un
jueves a la 11 de la mañana; en horario de trabajo. Solicité que debido a mi
trabajo, por favor, me cambiara la cita a por la tarde para ir sin ningún
problema. Pero la recepcionista fue implacable, -o lo toma o lo deja- amenazó contundente y ultimatista. Por ello, tuve que
pedir permiso a la Dirección donde trabajo como educador en un colegio estatal,
y resolver el problema de dejar abandonados a mis educandos, por lo que tuve
que prepararles tareas para mantenerlos ocupados.
Lo importante, me
dije, es que por fin me va a ver un médico. Aunque uno de medicina general, fueron
inútiles mis súplicas para que me vea un cardiólogo, en fin tuve que resignarme
de mala gana y me retiré a mi trabajo taciturno.
En el trayecto
pensé ¿y si me viene nuevamente una taquicardia y me pasa algo inesperado, o me
muero por esperar 3 meses? Mi preocupación fue
en ascenso y yo no estaba dispuesto a esperar 3 largos meses.
Recuerdo que eran
épocas en que se hablaba de los médicos cubanos, que curaban de todo, que se
encontraban en Pisco e Ica, que había grandes colas y que atendían en forma
gratuita. Al comienzo no creía en tanta generosidad. Hasta que me animé a ir.
Un sábado muy
temprano tomé el ómnibus en el Parque Universitario, pagué mis 10 soles y partí
a Pisco, llevando adicionalmente 50 soles, solamente quería saciar una
curiosidad, no tenía ánimo para ser auscultado, solamente quería ver el lugar para
regresar otro día.
Es así que llegué a
Pisco a las 9 am. y del paradero de la empresa tomé un colectivo con otros
pasajeros que venían de diferentes localidades pero, al igual que yo, tenían
algún mal que les aquejaba, o sea que también viajaban por el mismo motivo.
El colectivo que
tomamos nos dejó en un gran pampón de tierra, cuyo piso había sido cubierto por
un alfombra de plástico verde, sobre el cual se levantaba un Hospital de
Campaña de Cuba (unas carpas verde olivo cuyo color llamativo dominaba en los
uniformes de todos los médicos y enfermeros/as). Atendían todas las especialidades,
desde un consulta psicológica hasta una operación de alta cirugía.
Pregunté, a la
primera persona que se me cruzó: ¿qué se necesita para que a uno lo atiendan? Solamente
su DNI y si no tiene puede dar su nombre, su número de DNI, y listo, me
respondió. No podía creerlo.
Hice mi cola casi contra
mi voluntad, porque no había estado
en mis planes ser atendido, pero fue tanta la curiosidad que sin querer ya
estaba en la cola, jalado por la inercia.
Esperé 2 horas
porque sábados y domingos la atención era más concurrida, venía mucha gente con
sus familiares, con niños, ancianos, era algo inenarrable y conmovedor y sobre
todo ¡no pedían requisitos!
En esa espera pude
ver que todo estaba en orden y la autodisciplina de la gente que llegaba y que
se adecuaba a esa nueva situación era ejemplar. Las lisonjas a los médicos
cubanos, eran fácilmente escuchadas en todas las colas que se hacían. Pude
notar a prominentes líderes de la izquierda también hacer su cola, como debe
ser, no había indisciplina, todo era muy bien organizado y la gente que llegaba
simplemente se adecuaba a esa situación.
Hasta que por fin
estaba frente al médico cubano que tenía que atenderme, fue algo increíble, una
sonrisa de amabilidad, con su tono de típico cubano, su manera de expresarse. Me
hizo sentir una persona muy importante. Le dije lo que tenía: sufría del
corazón. Él en seguida me preguntó: si fumaba, si tomaba
licor, si consumía drogas o si tenía
funcionamiento deficitario de la glándula tiroides. Le respondí que no fumo, no bebo licor y menos
drogas; me revisó con el Estetoscopio o fonendoscopio y el Esfigmomanómetro
o tensiómetro.
Me preguntó si alguna vez he doné sangre, le dije que no, me aconsejó
donar sangre cuanto antes, me dijo que coma menos grasas, que salga a correr,
que deje de continuar la vida tensional que llevaba y una serie de
recomendaciones para cambiar de hábitos y especialmente me recomendó una dieta estricta.
Le hice caso a todos sus consejos.
Hoy como
de todo y me siento tan bien que le estoy eternamente agradecido a ese médico
cubano. También pude ver la carpa del frente, como a una señora la ingresaron
para practicarle una operación, era una sala hermética totalmente cerrada, con
todas las comodidades para una operación, seguramente de alta cirugía, por la
participación de por lo menos 6 galenos, con sus respectivas contraseñas de
médicos expertos dirigidos por un médico mulato de por lo menos 1.75 m y de lentes
gruesos, lo vi primero muy preocupado, luego con una inmensa alegría que
denotaba que la operación había sido todo un éxito.
Es que en Cuba la
relación médico-paciente es la piedra angular de la práctica medical y por lo
tanto de la ética médica. El derecho a la salud, no solo es un estribillo más
como lo conocemos en nuestra realidad. Sino que es realidad concreta. La
educación y la salud son el eje fundamental del Estado cubano.
Podría dar más
ejemplos porque a partir de la experiencia que viví y fui testigo, llevé y
recomendé a mi esposa y otros colegas educadores más, para la atención de los
médicos cubanos, en la mayoría de
los casos los resultados han sido beneficiosos.
Otro caso
El de mi exprofesor
de doctorado, el Doctor Narciso Future, lo conocí cuando caminaba 3 cuadras y
tenía que sentarse, porque se agotaba y se cansaba, se agitaba demasiado, hasta
que le detectan que su corazón tenía que ser cambiado y tenía que hacerse un
trasplante de corazón.
Él padecía cerca de 10 años, hasta que, al fin, ingresó a la lista de espera de un donante del corazón,
eso después de padecer varios intentos frustrados porque a última hora y sin mediar explicación era relegado. Hasta que llegó su día. Una
ambulancia en la puerta de su casa lo esperaba para ser llevado a la sala de
operaciones en la que sería atendido
por médicos cubanos, bajo la atenta mirada de médicos y estudiantes peruanos. Se
llevó a cabo el
trasplante del corazón, con mucho éxito.
Hoy mi profesor
viaja a Ayacucho, Cusco su tierra y ya no se cansa, hasta participa del brindis
en las diversas ceremonias de graduación. Él mismo lo cuenta y reivindica la
atención médica cubana, a quien agradece siempre por la vida que le ampliaron y
él lo dice: “mi agradecimiento a la persona que donó el corazón con el pesar de
no haber podido conocer a su familia para agradecerle, luego mi agradecimiento
a los médicos cubanos que participaron en mi operación”. Eso lo dice no solo mi
profesor, sino toda esa gente de las zonas rurales y marginales donde no llegan
nuestros médicos, pero ahí han estado los médicos cubanos.
La Declaración de
Ginebra exige al médico “velar ante todo por la salud del paciente” y el Código
Internacional de Etica Médica estipula: “El médico debe a sus pacientes toda su
lealtad y todos los recursos científicos disponibles para ellos”.
Hoy en día a pesar
que existe un reconocimiento a los médicos cubanos, por parte de distintos
gobiernos, ya que siempre hay una desgracia o fenómeno natural donde los más
pobres son los más perjudicados y el Estado cubano es inmensamente solidario, con
todos ellos al no hacer distinciones de índole religioso, de raza, de
ideología, etcétera. Eso es constatado por diversas personalidades. En la
huelga médica desarrollada en el gobierno aprista, el ministro de Salud, Garrido
Lecca, en el Hospital Loayza comparó y alabó la atención médica cubana, para
confrontarlos a los médicos peruanos con el objetivo de desprestigiar y quebrar
la justa huelga médica.
Perros
del hortelano fujimoristas
Ahora en el Perú, se ha generado
todo un debate de encono, por la presencia de 42 médicos cubanos, incluso hay un
pedido de interpelación a dos
ministras por parte del
fujimorismo en el Congreso.
Cuando los médicos
cubanos se retiraron después de atender en Pisco e Ica; el gobierno Alan García
agradeció con todos los honores a estos hombres y mujeres que se solidarizaron
con esos pueblos devastados que paliaron sus penas y la indolencia del Estado
peruano gracias a los hermanos médicos que llegaron del Caribe al Perú tras una
situación muy dramática
focalizada en este soleado y viñero
territorio peruano.
Los 42 médicos
cubanos de hoy lamentablemente no atenderán pacientes ni ocuparan plazas oficiales solo brindarán asesoría para la mejora de políticas públicas en salud, capacitación al
personal, transferencia de tecnología e intercambio de buenas prácticas, entre
otras acciones.
La delegación de los hermanos cubanos está
conformada por médicos
especialistas, enfermeros y enfermeras, un ingeniero biomédico, otro sanitario
y un experto en estadística. Cada uno recibirá 5.000 soles mensuales
(1.785 dólares) en total por alojamiento, alimentación, movilidad, seguro de
vida y de salud.
"Este monto no constituye una remuneración ni
genera beneficios sociales de ningún tipo", subrayó Ugarte, funcionario
del gobierno actual
A esto se agrega que el director general de la Oficina
de Cooperación Internacional del Minsa, Víctor Cuba, dijo que la cooperación técnica se basa en el el 15 de febrero de 1999, con vigencia
indefinida.
Cuba dijo que mediante este acuerdo, entre 2008 y 2012 llegaron a Perú tres
brigadas de profesionales cubanos que se establecieron en las
localidades sureñas de Pisco e Ica y también estuvieron presentes en la
provincia de Cutervo, y una brigada de salud oftalmológica en Cuzco, entre 2009
y 2012.
El funcionario acotó que Perú tiene acuerdos de
cooperación técnica en salud también con otros países como Brasil, Bélgica, Ecuador, México y Corea
del Sur.
A pesar de ello, la bancada parlamentaria de la
fujimorista, verdaderos perros del hortelano, han presentado un pedido para
interpelar sobre el tema a las ministras de Salud, Midori de Habich, y de
Trabajo, Ana Jara.
El presidente de la comisión de Salud del Congreso, el
fujimorista Joaquín Ramírez, señaló al portal del diario El Comercio que De Hábich tiene que ofrecer los detalles de la presencia de los
médicos extranjeros y la partida del
presupuesto que se destina a sus remuneraciones.
Agregó que Jara tendrá que explicar la modalidad de
contrato que permite que estos médicos trabajen en el país. "No
encontramos ninguna justificación lógica para
que estos médicos cuenten con un sueldo y una larga lista de beneficios que
cualquier médico del Perú quisiera tener", concluyó.
¿Y por qué a los yanquis sí?
Cuando el suscrito era director de la IE 5028, Santa Rita de Casia, Avenida
José Gálvez 102, del distrito de La Perla, de la noche a la mañana se hicieron
presentes marinos de EEUU, con libros, ropa usada, comida enlatada, hicieron
actividades de servicio de odontología, corte de pelo, pintado de salones,
etcétera. Ahora trabajo en la IE 5037 Almirante Miguel Grau del AH Acapulco,
también hemos recibido la visita de la marina de EEUU, haciendo las mismas
actividades. Alguien me puede decir a mérito de que, la Marina de EEUU entra a
los colegios con sus uniformes, e incluso algunos de ellos fuera del colegio se
encuentran armados, como si estuvieran en territorio enemigo esperando un
ataque. Espero una pronta respuesta del común.
¡BIENVENIDOS LOS MÉDICOS CUBANOS SOLIDARIOS EN TODO EL MUNDO!
Viva Cuba. Pueblo solidario.
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