Prensa Libre rinde un merecido y sentido homenaje a nuestro amigo y
compañero Leslie Lee Crosby, publicando estos poemas inéditos para una mejor
valoración de su alma sensible y popular.
3
Cuando pequeño,
no conocía otro mundo
que el círculo íntimo de la familia.
Configurado, entre la realidad y el sueño,
como un fulgor dorado que descendía
de lo alto, incendiando las horas
en todos los rincones de la casa.
Y mientras los demás
atendían de un ojo sus asuntos
y del otro me observaban,
no descubrían, empero,
el secreto de mi vuelo por las habitaciones,
que la luz de la tarde teñía dulcemente,
suspendiéndome en sus haces
y elevándome hasta el cielo.
En donde permanecía oculto,
hasta escuchar las voces que me convocaban
a aparecer, desde el mágico lugar
de mis ausencias.
no conocía otro mundo
que el círculo íntimo de la familia.
Configurado, entre la realidad y el sueño,
como un fulgor dorado que descendía
de lo alto, incendiando las horas
en todos los rincones de la casa.
Y mientras los demás
atendían de un ojo sus asuntos
y del otro me observaban,
no descubrían, empero,
el secreto de mi vuelo por las habitaciones,
que la luz de la tarde teñía dulcemente,
suspendiéndome en sus haces
y elevándome hasta el cielo.
En donde permanecía oculto,
hasta escuchar las voces que me convocaban
a aparecer, desde el mágico lugar
de mis ausencias.
5
Hoy día
cuando,
también,
ya soy abuelo,
y han
trastocado
mis fueros,
cambiándome el
amor
por el dinero,
y la felicidad
por una
realidad virtual
(inopinadamente
impuesta
por ángeles
caídos de la ciencia),
extraño el
corro intonso
de un juego
concurrido por amigos,
una merienda,
al caer la tarde,
y un brindis
compartido
por los
grandes, en un mundo
aún en paz y
hoy decapitado.
9
Madre,
has venido
a visitarme,
y me hallaste
dormitando
al lado
de mi perro.
Me llenaste
de gozo,
esta mañana,
antes de que
anochezca,
y vuelva
a estos
claustros
la tristeza.
Dicen que
los animales
perciben,
en su
inocencia,
las almas
que nos rondan.
Y el mío,
mi compañero,
alzó su cabeza
entre sueños
cuando
entraste,
mientras
yo contemplaba
el infinito
rostro
tuyo que me ha
dejado el
tiempo.
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