Un reportaje
sobre el autor de El hombre que amaba a los perros
Por Carlos
Bernales (Cabe)
“Soy un hombre crítico, aunque no
he emigrado ni me he convertido en disidente”
Quien habla con esa seguridad y
firmeza es el gran escritor cubano, Leonardo Padura, nacido en La Habana en el
año 1950, y que acaba de presentar, el pasado lunes 24 de febrero, en el
Instituto Cervantes de Nueva York, la versión en inglés de su libro que ya da
la vuelta al mundo: El hombre que amaba
a los perros.
En una
presentación que aparentemente era artística y literaria, la política como tema
y personaje, no podía estar ausente. “Es que Trotsky, uno de los principales
personajes de su novela, era un hombre que hacía política desde el desayuno, el
almuerzo y la comida” nos señala Padura, al mismo tiempo que se
revela como la continuidad de grandes escritores y poetas que ha brindado Cuba
para Latinoamérica como Alejo Carpentier
(El siglo de las luces), Nicolás Guillén
(Songoro Cosongo) y por que no, Guillermo
Cabrera Infante, (Tres tristes
tigres), José Lezama Lima (Paraíso) y tantos otros escritores contemporáneos
que Cuba ha brindado a la cultura universal.
“Los años 90, posteriores a la caída de la Unión Soviética fueron el
inicio del desencanto para quienes en esa época, como yo que tenía entonces 35
años, vimos desaparecer la fantasía idílica de una Europa socialista que tenía
un lado oscuro”.
Esa crisis
que nos golpeó brutalmente, dejó a los artistas sin subvención económica oficial,
de un lado era terrible porque debíamos de sobrevivir en condiciones nunca
imaginadas, pero de otro lado impulsó a algunos a dejar de lado la camisa de
fuerza que significaba el aparato de control estatal que impedía el libre curso
del arte”
“Es así, prosigue Padura, que muchos de quienes hacían cine, o estaban
en otros proyectos artísticos, comienzan a recurrir a la posible ayuda del exterior hasta
lograr cierta independencia y superando el temor a la censura estalinista”.
¿Hay miedo en Cuba?
Leonardo Padura y el autor de esta nota |
De alguna
manera si. Cuando se percibe que al decire algo que no se corresponde con el
pensamiento oficial puedes quedar marginado de tus posibilidades de
realización, una realización muy dudosa por estar domesticada, es obvio que autoalimentarás tu propia censura.
“En mi caso, de pronto, por una de esas circunstancias que se producen en un momento preciso, ni antes ni después, fui sorprendido por la necesidad de conocer a
un personaje del que nunca se hablaba en Cuba: León Trotsky. Busqué información sobre él y solo encontré en la Biblioteca de La
Habana dos libros: Trotsky, el traidor
y El falso profeta”.
En el entretanto,
este estupendo narrador, inició una serie de novelas policiales, un tema casi inédito
en Cuba donde oficialmente no existía el crimen delincuencial. Es así que crea
el personaje de Mario Conde, y con él de protagonista, escribe varias
novelas como Pasado Perfecto, Vientos de
Cuaresma, Máscaras, destacando sin dudas, La cola de la serpiente en la que su personaje devela el asesinato
de un asiático que se comete en el otrora popular Barrio Chino de La Habana.
HISTORIADOR O DETECTIVE
Flota en el
aire una pregunta. ¿En “El hombre que amaba a los perros”, primó el historiador
o el detective?
Padura relata
que su interés primordial al escribir esta narración fue dar a conocer a las nuevas generaciones de cubanos, por
primera vez y en forma extensa a León Trotsky, para que encuentren una nueva visión del socialismo cubano que atraviesa una etapa de desencanto.
La propia
editorial del Estado cubano ya lo reimprimió en Cuba, de modo que eso significa
que nuevos vientos empiezan a soplar en la isla.
Preguntado sobre si piensa a
escribir sobre Martí, Padura sonríe, “me acribillarían en Miami, en España y en
Cuba, de todas las tendencias, de derecha, izquierda, del centro de arriba y
abajo. Es que Martí, es un personaje al que nadie puede tocar, nadie se atreve a humanizar. Es un personaje monumental, en Cuba, en España… si hasta en el Central Park, de Nueva York, es una figura enorme que destaca a la entrada.
Una sonrisa natural y carismática envuelven las
inteligentes y muy humanistas respuestas de este escritor cubano que sin duda
forma parte de aquellos que están abriendo las puertas de Cuba a un mundo diferente de
quienes, desde los radicales stalinistas del poder cubano y los extremistas
fascistones de Miami, quisieran.
¿Habrá una salida al socialismo que queremos, en una
Cuba terriblemente deformada por la burocracia gobernante? Esa historia aun empieza a pensarse y, a lo mejor, no está lejos de pasar a las páginas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario