domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Golpe de Estado en el Perú?

José Luis Pérez Guadalupe | Jefe del INPE y sastre de Fujimori
Por Carlos Bernales

Sin ruido de tanques, ni zips de sables, o algo que parezca al menos un putch militar, se habla de “golpe de Estado” en Perú. La última vez que hubo ese “runrún”, recordamos que Fujimori, cobardemente, se escondió en la embajada de Japón. En este caso, el “golpe” es más un show mediático, una nueva forma de apretar la cuerda que sostiene a Humala por el cuello pero sin ajustarla lo suficiente como para sacarlo de donde está.
     Las declaraciones de Keiko, y su bancada fujimontesinista, oponiéndose al supuesto golpe, solo confirma las verdaderas intenciones de la mafia. El único enfado del fujimontesinismo es solo la prisión del ladrón y genocida, alias “el chino”. Por lo demás, ¿Para qué sacar al pelele a quien tanto la Confiep, como el propio fujimontesinismo, con o sin Keiko, manejan a periodicazos?
      Como le dijo Clinton a Bush padre, cuando se enfrentaban en los 90, “es la economía, estúpido”, haciendo notar que es el debate y crítica a ese punto lo que mueve la imaginación popular, en este caso se aplica perfectamente: las fuerzas de derecha están haciendo esfuerzos enormes para responsabilizar a Humala por la caída de las exportaciones mineras que recorta las ganancias de la burguesía testaferra, como llamaba Mariátegui hace un siglo a esta clase social, mediocre y parasitaria que domina al Perú.
     Obviamente, no es Humala el culpable de la reducción de ingresos por exportaciones mineras, como tampoco es culpable de la falta de calidad empresarial de los parásitos económicos que, teniendo recursos naturales en demasía, así como una mano de obra ingeniosa en todo terreno, no hace nada por desarrollar fuerzas productivas.
     Nunca cambiarán. Están convencidos de que su rol en esta vida es recibir “su parte”, en la concesión o venta de recursos que no les pertenecen. Consideran que su Estado debe servir para asegurarles inversiones que solo sirven para incrementar sus riquezas personales mientras mantienen intactas las condiciones de pobreza que sufre el pueblo peruano.
      Mientras tanto, Alan García “cuero de chancho” como acaba de diagnosticarlo Julio Cotler, y Keiko Fujimori, que padece el mismo mal, tratan de sacar provecho de un escándalo que a todas luces parece haber sido provocado por ellos que, al decir de Raúl Wiener, sirve para embarrar al gobierno y de esta manera levantar cortinas de humo para tapar los “narco-indultos” y los “narco-aportes”.

Por eso, los parasitarios burgueses y sus políticos son innecesarios.
Por eso estamos llamados a difundir la necesidad de un cambio radical. En esto, Prensa Libre se toma muy en serio su rol. Haremos todo lo posible para poner en práctica el mensaje del Amauta: “ganar la imaginación del pueblo para el socialismo”.
    Alguien ha dicho que, si el pueblo peruano supiera de política lo que sabe de fútbol, otro gallo cantaría en el corral.

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