Por Jimmy Calla Colana
Chang: el accionar de la mafia aprista
Como todos ya
sabemos, Antonio Chang Escobedo hace lo
que le da la gana en la Universidad
San Martín de Porres, una universidad privada fundada por los padres dominicos, quienes han
acudido a todas las instancias habidas y por haber, incluso han ido hasta el
Tribunal Constitucional, pero infructuosamente hasta hoy no encuentran justicia.
Tanto que uno de ellos hasta ha sufrido atentados contra su propia vida, este
dominico, quien está enfrentándo a esa mafia aprista, no puede movilizarse
libremente, tiene interceptados sus teléfonos fijos y celulares por lo que,
constantemente, tiene que cambiar de números y vivir a salto de mata, es que él
es uno de los impulsores por la recuperación – devolución de la universidad a
sus legítimos propietarios.
Fue a mediados de la
década de 1990 que Chang se hizo de la Universidad. A punto de cachiporra, donde el vil metal jugó un rol
fundamental en la abrupta toma de la universidad San Martín de Porres, con
ayuda del montesinismo, y en forma muy particular, de Javier Ríos Castillo,
quien fue el asesor y digitador de Chang Escobedo.
Nadie debe olvidar
que ese corrupto, inmoral y constitucionalista
por 48 horas, del Tribunal Constitucional, fue un elemento clave en la toma de
la USMP. Para nadie es un secreto que en 1994, esta institución era administrada y era/es propiedad de la congregación religiosa
dominica.
Sin embargo, Chang Escobedo ya había montado un buen
aparato policiaco y jurídico, con el único objetivo de apropiarse de lo que no
era suyo, movió bien sus hilos a nivel del alto poder, de montesinistas y
fujimoristas y después de un irregular proceso administrativo, terminó asaltando
no sólo el Rectorado, sino también fraudulentamente se hizo de una mayoría y
hasta copar el Directorio de la USMP. Tanto fue el escándalo, que el
Congreso de la República de ese momento dictó la Ley 26313, facultando a los
padres dominicos a nombrar una Comisión Reorganizadora para investigar las irregularidades
que se daban en ese centro de estudios.
Pero las
autoridades ilegales de la USMP se las arreglaron para burlar la ley y no
permitir el ingreso de la Comisión Reorganizadora, que podría haber arrinconado
la mafia de Chang Escobedo. La intervención del abogado de la USMP, Javier Ríos
Castillo, y las cartas que César Paredes Canto, como presidente de la Asamblea
de Rectores envió a la Prefectura, Ministerio del Interior y la Corte Suprema
fueron cruciales para ese cometido.
Según el
presidente de la Comisión Reorganizadora. Dicha comisión estaba presidida por
el doctor Edmundo Beteta, y la formaron la profesora Sofía Escudero, Javier
Gonzales Olaechea y los padres dominicos Ricardo Álvarez y Aron Almonte. Edmundo
Beteta afirmó que no han podido ingresar a la universidad por las actuaciones
de dos cuestionados personajes. Primero, por la interferencia de Javier Ríos
Castillo, abogado de la San Martín y de la Universidad Ricardo Palma. Y luego
la de César Paredes Canto, él envió unos oficios a la Corte
Superior, a la dirección de la Policía y al Prefecto para que, si hubiera
cualquier acción judicial por la cual esta ley se cumpliera, se interrumpiera
inmediatamente. Es increíble que a pesar de que en ese momento era el
vicepresidente de la República, se oponga a la ley del Congreso y la
interfiera.
Los trabajadores,
profesores, y sobre todo la Comisión Reorganizadora, recuerdan como Javier Ríos
Castillo, (Caretas 1423) con plata en efectivo, se paseaba por todos los
Juzgados Civiles y Penales sobornando a jueces, secretarios y toda aquella
persona que ellos necesitaban, y hasta se dio el lujo de fabricar y comprar
testigos, todo esto fue denunciado por el presidente de la Comisión
Reorganizadora, señor Edmundo Beteta, en la prensa escrita y radial. Una de las
últimas intervenciones de Ríos Castillo consistió en que después del fallo de
la Corte Suprema a favor de la Comisión de Reorganización, consiguió mediante
actividades clandestinas e ilícitas hacerse del expediente y llevarlo al
Tribunal Constitucional para posteriormente archivarlo, por medio de una medida
denominada “Derecho de Casación”.
Es necesario
recordar que en esta época, el padre dominico Ricardo Álvarez, miembro de la
Comisión, recibió la visita del abogado Javier Ríos Castillo y a los dos días
la del rector Eugenio Chang Escobedo. Ambos pretendían transar con los
dominicos para evitar la intervención y el escándalo. Personas cercanas a la
orden comentaron a CARETAS que les ofrecieron cubrir los gastos que habían
hecho en la comisión y la posibilidad de hacer un instituto de alto nivel para
los dominicos. Pero ni los padres ni los miembros de la Comisión Reorganizadora
accedieron a cargos de autoridades dentro de la universidad y menos una transacción
mafiosa.
¡Los dominicos no aceptaron!
"Primero
vino Ríos y me dijo que la ley iba a caducar y que por lo tanto no cabría
recurso alguno para que la comisión o la orden ingresara a la universidad
-afirmó el padre Álvarez-. En vista de esto y de que
había un nuevo rector desde el punto de vista legal, empeñado en poner las
cosas en su sitio, la orden podía ingresar. Le contesté que yo no era nadie
para decidir y que existía una Comisión nombrada por Ley que debía hacerlo, o
en todo caso, el padre provincial de la orden". "Yo digo que la ley
es la ley y por tanto no voy a claudicar -añadió el sacerdote-. No tiro la
toalla y voy a reorganizar la universidad".
La visita
del rector Chang Escobedo no se hizo esperar, con el mismo planteamiento que el
abogado en días anteriores. "Chang dijo que la universidad estaba
desprestigiada y si la orden reingresaba... que garantía hay que… Me pidió que
aprovechara que estaba él (Chang Escobedo) y que nos abría las puertas. Le di
la misma respuesta que al abogado: No", concluyó firmemente el dominico
Ricardo Álvarez.
Sin embargo,
por lo bajo, las cosas estaban ya decididas. Seguiremos informando.
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