Por Manuel Cunza
Los viejos a la tumba
Los jóvenes a la obra
M.G. Prada
Si bien es cierto que la democracia no debe distinguir
entre los hombres de buena voluntad, también es más cierto, que la misma democracia
debe señalar libremente a quienes la ofenden conscientemente, esa acción
transparente tiene que ser manifestación de una voluntad democrática. Esta no
es una palabrería barata, mas bien, es una expresión que necesita ser
edificante en relación a Peruvian Parade, institución que decimos que es de
toda la comunidad peruana, con residencia en el Estado de N.J. de la Unión
Americana. Muchísimos han sido los casos y formas de cómo se han ofendido y
menospreciado la confianza que los peruanos le hemos entregado a nuestros “lideres”,
desde 1986, desde luego con algunas excepciones.
Como institución democrática, cada dos años se renueva su
Junta Directiva, eligiendo a quienes nos prometen: honestidad y transparencia,
en la dirección institucional, terminando, casi todos, en un vulgar
exhibicionismo, desplegando todos sus esfuerzos, solamente en llevar a cabo la
PARADA PERUANA que, al final, nunca deja nada a favor de la comunidad a pesar
de ser esta, (la comunidad), la que alienta y financia la parada; peruanos
amantes y artífices de nuestra nacionalidad. Los bailes de gala, el mismo
desfile y el gran festival peruano, no serian exitosos si no fuera por la
concurrencia masiva de los peruanos. De eso se jactan los “lideres”, para decir
que su gestión fue la mejor. Y la pregunta vuela: ¿Qué quedo para la comunidad,
de esa gran gestión? ¡NADA!
¿Acaso, durante los 27 años de existencia de nuestra
institución , no ha existido la necesidad de dotarle de un hogar -CASA PERU- desde
el cual poder brindar alguna asistencia a los peruanos? ¿Acaso no ha habido la
necesidad de contar con algunos fondos, para ir en ayuda de nuestros
compatriotas con urgentes necesidades? ¿Acaso, no ha habido necesidad, siquiera,
de un número telefónico que nos sirva de enlace? ¿Acaso no han pasado tantas
navidades en las que muchos de nuestros niños no han gozado siquiera de una
chocolatada costumbrista? ¿Acaso no a habido un compatriota en desgracia, a
quien pudimos auxiliar y etc, etc.? Pero. si hubo una gran fiesta de gala, una
excelente parada y un multitudinario festival peruano, persistimos en la
pregunta ¿para qué?
En todas las acciones de nuestros “lideres”, siempre hubo
(no en todos) algo oscuro, no aclarado; hasta la osadía de cambiar el nombre de
la institución, con el asesoramiento de un miembro fujimorista que hoy se
encuentra oculto ¿Por qué? Hubo si asomos de rebeldía colectiva, con acuerdos
para castigar a quienes pretenden convertir a Peruvian Parade, en algo parecido
a un feudo. Así, parecen las primeras expulsiones y primeras declaraciones de: ”Yo
te puse; yo te saco”, apareciendo también las acostumbradas idas a las cortes,
en las que nunca se soluciono nada.
En tiempos cercanos, unos malos compatriotas han
pretendido acceder a la institución por la fuerza sin haber estado nunca
asociados; apareciendo con ellos los negros actos de fraudes electorales, cuyos
autores, en algunos casos, han sido sancionados con la expulsión.
Hoy, aunque parezca increíble, un remanente de esos
compatriotas sancionados, pretenden impulsar candidaturas para las próximas elecciones
generales en Peruvian Parade, programadas para el 15 de diciembre próximo. Son
los mismos malos compatriotas de antaño, hoy vestidos con el único ropaje
político en el que se camuflan los mafiosos de allá. Pretenden derrocar a los
actuales dirigentes que han anunciado su deseo de reelegirse, teniendo como
carta de respaldo al menos un saldo económico positivo(azul), que dicen será:
para invertir en Casa Perú (¡por fin!). Algo más, por primera vez en 27 años,
se le da la autoridad real al grupo de fideicomisarios cuya labor principal es
la de fiscalizar la labor de la Junta Directiva.
Por las razones expuestas, mi modesto voto, va por la
reelección del actual presidente y algunos de sus miembros. “Que las ánforas
hablen”
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