domingo, 11 de mayo de 2014

A QUIEN LLAMAMOS MADRE

A riesgo de ser criticado; a riesgo de equivocarme y a riesgo de no ser capaz de decir lo que realmente encierra el significado de una madre, quiero expresar mi homenaje a ellas con mi propio imaginar, producto de una experiencia tierna.

Ayer, crucé una calle de mi barrio, para observar de cerca a una niña, tal vez de 14 o 15 años de un tiempo dulce de vida, empujando orgullosa y con amor infantil, un pequeño coche, que como carga llevaba una maravillosa muñeca de carne y hueso, cuyos ojos pardos, miraban al infinito, como diciendo: de donde viene y hacia dónde va. Miré un instante el paso de la niña madre preguntándome, si sabrá la niña, lo inmenso que es ser madre; si sabía que en ese carrito llevaba a un ser, tal vez producto del amor o el desamor. Le brillaban los ojos de madre, al mirar los gestos inocentes y que balbuceaban expresiones de hijo que hace feliz a una mujer, que aun no ha dejado de ser una hija engreída.
Seguí mi camino, como inyectado de un elixir, con mi pensamiento de esas cinco letras que llamamos madre, son cinco letras que en el mundo, todos queremos definir, por ello, hay muchas definiciones que solo intentan decir lo que creen o imaginan, lo que es una madre. Madre, palabra indefinible que encierra todo lo que humanamente es posible imaginar. Madre, sentimiento sin límites ni acondicionamientos; sin vencimiento ni términos que se cumplan. Cinco letras que se acercan a lo divino, porque ahí en el calvario nace la madre, que jamás será dicho sin lo sublime de un poco santo, otro poco humano y físico.
Ahí donde gotea una lágrima, por el dolor de alguien, ahí, tal vez tras las rejas de una prisión, un ser purga condena. Cuando parece perdido la compasión humana, hay una voz que gime y una mano que se extiende, a veces firme y otras temblorosas, con unas palabras que parecen divinas que dicen: soy tu madre no temas, porque tienes mi vida para redimirte. Otra mujer con traje de dolor, con semblanza de sollozo, pisa un hospital , donde un hijo , enfundado en sabanas blancas, está a punto de expirar  el último aliento , escucha la voz materna que dice: hijo, soy tu madre no te dejes vencer, Dios está con nosotros y no te arrancara de mi pecho, ten mis manos para tu apoyo.
Un ser perdido en la miseria de la calle, víctima de la descomposición de la sociedad, presa del hambre , el frío y la cruel indiferencia, escucha una voz maternal que sale del alma al oído del hijo descarriado :hijo mío, este pan ,este abrigo , estas mis manos, para llevarte al lugar de tus sueños . Cinco letras que en una esquina extiende sus lastimeras manos, para procurar un mendrugo para su hijo a quien la inhumana sociedad le niega la vida. Ella La Madre, no se oculta en su vergüenza, no sacrifica  su pudor, no usa su pureza de amor, cuando de por medio esta la supervivencia del ser que vio en su vientre. Mujer con pureza divina, cinco letras de alta alcurnia o de bajos fondos, fiera indomable, cuando de proteger a su cachorro se trata; puede poner el pecho con alegría y firmeza, cuando se atenta contra el producto de su amor.
Es también ese ser a quien llamamos madre, la que goza de felicidad, cuando su vástago morar en un palacio o una mansión, que el poder económico político se lo da. Ella llora de felicidad, cuando alguien a quien tuvo en su vientre, alcanza el triunfo con el esfuerzo y la entrega de esa madre, que después, en algunos casos es olvidada, tan solo por la acción de la ridícula sociedad. Ella la Madre , ha sido olvidada en una esquina, mirando pasar frente a ella, al hijo gobernante, al hombre de alto vuelo, alagado por una inhumana sociedad. Ella esconde su felicidad en algunas gotas de lágrimas o una generosa sonrisa, sin rencor ni odio.
En fin, estas y muchas cosas pueden decirse de una madre, pero jamás alcanzara la dimensión de la palabra madre, nunca podrá definirse lo que es madre o lo que significa el AMOR DE MADRE, nunca podrá compensarse lo que la mujer madre  hace y da, por lo que es parte de su vida y su sangre. En el dolor y la felicidad; en la humildad o en la alta hipócrita sociedad; la palabra madre no tiene definición, ella es madre y no hay palabra que lo reemplace. El privilegio de ser madre, solo lo da el divino hacedor, por eso la protege como terreno fértil del amor- MADRE SOLO HAY UNA.
Con estas mal ordenadas líneas, quiero rendir mi modesto homenaje a la  mujer en el mundo que con amor engendra hijos. A mi madre y hermanas que moran ya en la eternidad; a la madre de mis hijos; mi hija, a las madres peruanas en toda su dimensión.

UNA ORACIÓN POR ELLAS


M.C.G.

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