Una
victoria electoral que plantea tareas más difíciles
DEA (IZQUIERDA OBRERA
INTERNACIONALISTA)
Martes 3 de junio de 2014
Los
resultados de las elecciones europeas –un 26,6% y 1,5 millones de votos para
SYRIZA– suponen un clara victoria de la izquierda radical en Grecia. El
gobierno de coalición de Nueva Democracia (ND) y PASOK (Movimiento Socialista
Panhelénico) ha pasado a ser minoritario. Esto se confirma por primera vez en
las urnas y no tan solo en sondeos de opinión. Este gobierno no dispone ya de
legitimidad democrática parlamentaria para aplicar las medidas de austeridad
extremas contempladas en el “programa a medio plazo”, el nuevo acuerdo suscrito
por la clase dominante griega y los “acreedores” internacionales.
El éxito de SYRIZA resulta todavía más claro si
tenemos en cuenta la difícil prueba de tres elecciones: municipales,
provinciales y europeas. En lo que respecta a las elecciones municipales, los
obstáculos que había que superar eran mucho mayores en la medida en que los “políticos
locales”, que disponen de redes clientelares, son más difíciles de desbancar.
La enorme onda de choque política –generada por efecto de la llamada crisis
financiera y de las luchas de masas de 2010-2012– llega a estos lugares con
retraso, como confirma la proliferación de candidatos “independientes”.
Sin embargo, SYRIZA ha logrado avances
significativos incluso en este terreno escabroso, como por ejemplo la victoria
en la provincia de Ática -que incluye la capital, Atenas, y los municipios
circundantes-, en la provincia de las islas del mar Jónico y en otros muchos
municipios de base social trabajadora.
Entre la primera y la segunda ronda de las elecciones
locales, SYRIZA demostró que no mantiene una actitud arrogante frente a los demás
componentes de la izquierda. De manera unilateral e inmediata, SYRIZA llamó a
apoyar a los candidatos del KKE (Partido Comunista) cuando se enfrentaban a
candidatos de Nueva Democracia o del PASOK en la segunda vuelta. Este fue el
caso de los municipios de Patrás, Chaidari [afueras de Atenas], Petrúpoli
[noroeste de Atenas] e Icaria [isla del mar Egeo oriental].
Las claras victorias de los candidatos del KKE
en todos esos municipios demuestran que la base electoral de SYRIZA asumió el
mensaje del principio de unidad de la izquierda radical y aplicó esta orientación
política en su gran mayoría, sin vacilaciones.
Por fortuna, los compañeros de ANTARSYA [Frente
de la izquierda anticapitalista creado en 2009, qua agrupa, entre otros, al
Partido Obrero Socialista (SEK), la Corriente de la Nueva Izquierda (NAR), la
Organización de Comunistas Internacionalistas (OKDE-Spartakos), etc.] aplicaron
un planteamiento similar llamando a votar al candidato de SYRIZA para el
ayuntamiento de Atenas en la segunda vuelta.
Por desgracia, el KKE adoptó una táctica
electoral consistente en mantener la “equidistancia” entre SYRIZA y los
candidatos de la coalición gubernamental y pidió a su base que se mantuviera
neutral [esto refleja la orientación de la dirección del KKE, que prácticamente
considera a SYRIZA el enemigo principal, lo que recuerda, más allá de las
diferencias entre una época y otra, la línea ultraizquierdista de la
Internacional Comunista estalinista que caracterizaba al SPD alemán de “socialfacista”
en la fase de ascenso del nazismo].
En el ayuntamiento de Atenas, Gavriil
Sakellaridis, candidato de SYRIZA, se ha acercado al umbral de la mayoría
electoral. En efecto, poco le ha faltado para derrotar a Georges Kaminis
[alcalde de Atenas desde enero de 2011], candidato apoyado por una coalición de
partidos favorables a la política de austeridad, que obtuvo el 51,4% de los
votos frente al 48,6% logrado por Sakellaridis. Este resultado demuestra que la
“equidistancia” y la “neutralidad” no son nunca neutrales en última instancia.
Es preciso subrayar la importancia particular
de las victorias en una serie de municipios en los que la dinámica electoral
estaba claramente marcada por un programa radical e inequívoco y por alianzas
derivadas de las movilizaciones sociales. Cabe citar como ejemplos las
siguientes ciudades: Chalandri [en el nordeste de Atenas], Filadelfia [en la
conurbación de Atenas] y Keratsini [en el oeste de Atenas]. Estos resultados
demuestran una vez más que una orientación radical de la izquierda no conduce a
la marginación. Al contrario, en un contexto de crisis esta orientación es una
condición necesaria para lograr victorias difíciles e incluso inesperadas.
Las
elecciones europeas
En
las elecciones europeas, SYRIZA se ha afirmado como primer partido, con una
ventaja del 3,8% sobre Nueva Democracia, lo que confirma los éxitos políticos y
electorales de mayo y junio de 2012. Estos últimos no fueron aleatorios, no
fueron flor de un día en una coyuntura de revuelta contra la austeridad. A
pesar de los ataques brutales de la clase dominante y de los medios de
comunicación [controlados en exclusiva por la derecha], SYRIZA ha logrado
mantener sus fuerzas, situando a la izquierda radical en cabeza y abriendo la
puerta a la posibilidad de un gobierno de izquierda. Conviene señalar que este éxito
se ha producido en un momento en que el movimiento de masas se halla en un
relativo declive, al menos si se compara con la revuelta social que marcó los años
2010 a 2012.
El KKE, que se ha apoyado en su fuerza y sus
recursos organizativos, ha logrado consolidar su posición conquistada en junio
de 2012, pero se sitúa por debajo del nivel de mayo de 2012. El 25 de mayo
pasado obtuvo 341 748 votos (un 6,09%), cuando en junio de 2012 había logrado
277 227 (un 4,5%) y en mayo de aquel año, 536 072 votos (un 8,48%). En cuanto a
ANTARSYA, esta coalición obtuvo 40.396 votos (un 0,72%); en junio de 2012 había
logrado 20.396 votos (un 0,33%) y en mayo de ese mismo año 75.416 votos (un
1,19%).
Sin embargo, el retroceso relativo del
movimiento de masas, pese a las luchas heroicas de las limpiadoras de los
ministerios, de los y las enseñantes, de las enfermeras, etc. ha concedido
cierto margen de maniobra al gobierno y le ha permitido reunir fuerzas en el
plano electoral. El principal punto de apoyo en esta perspectiva se sitúa en el
denominado centro izquierda, es decir, en el voto combinado de diversas fuerzas
de centro izquierda que indica que todavía existe un espacio político para el
social-liberalismo, al menos para que sobreviva. El resultado del Olivo [término
elegido por el PASOK para presentarse a las elecciones europeas y que se remite
al Ulivo de Romano Prodi en Italia, creado en 1995 y disuelto en 2007] le
otorga 450 000 votos (un 8,03%), y el del Río [To Potami, nueva formación
lanzada en 2014 por la estrella de televisión Stavros Theodorakis, que juega la
carta de la oposición a la clase política], que ha obtenido 370 000 votos (un
6,6%), confirma el peso relativo de este “centro izquierda”. A esto hay que añadir
también los votos captados por DIMAR, la Izquierda Democrática de Fotis
Kuvelis, qua ha participado en el gobierno de Samaras-Venizelos y que ahora lo
apoya externamente.
La suma de estos votos es inferior a lo que podía
reunir el PASOK en el pasado [en las elecciones legislativas de 2009, el PASOK
de Georgios Papandreu obtuvo el 43,92% de los votos]. El futuro de estas
fuerzas del llamado centro izquierda dependerá de la postura que adopten frente
al gobierno de Antonis Samaras. O bien optan por apoyar al gobierno controlado
por Nueva Democracia, o bien emprenden una vía independiente o relativamente
independiente. De momento, este espacio político ocupado por el “centro
izquierda” –o sea, por unos demagogos que reivindican cierta “sensibilidad
social”– sirve sobre todo a la dirección derechista de Nueva Democracia para
aplicar una austeridad despiadada e inaudita en la historia contemporánea. Este
“centro izquierda” permite que Samaras espere estar en condiciones de mantener
el gobierno hasta 2016.
La otra cara de las elecciones es la que
muestra los resultados obtenidos por los neonazis de Aurora Dorada: 527 000
votos (un 9,39%). La DEA, integrada en SYRIZA, ha insistido sistemáticamente,
con el fin de derrotar y aplastar a los neonazis y el objetivo de poner fin a
la austeridad, de librar conjuntamente una batalla ideológica antirracista que
incluya a los y las migrantes, de generalizar movilizaciones de masas
antifascistas que impidan a los neonazis ocupar el espacio público. Además
debemos redoblar los esfuerzos de la izquierda radical por cortar el cordón
umbilical que relaciona Aurora Dorada con el Estado y sus diversas
instituciones [policía antidisturbios, sectores del ejército, una parte del
aparato judicial, etc.].
De este análisis y este
enfoque global se desprenden lecciones muy útiles para los y las militantes de
los movimientos de resistencia y de la izquierda radical. El éxito electoral de
SYRIZA es real y crea un entorno político nuevo. Ahora bien, el fin del
gobierno de coalición, la denuncia de los acuerdos suscritos con la Troika
[BCE, FMI, UE] y el cuestionamiento de la austeridad representan tareas mucho más
complejas y difíciles que una batalla electoral en el sentido estricto del término.
Necesitamos un movimiento de masas, organizado desde abajo, que comporte la
presencia en las calles y acciones de huelga.
Necesitamos redoblar las
batallas políticas impulsadas por la izquierda radical. Necesitamos una alianza
entre SYRIZA, ANTARSYA y el KKE a fin de poder organizar mucho más ampliamente
a los activistas que no están “integrados”. Esto exige un programa claro de la
izquierda radical, que entre otras cosas defina las características y las
acciones de un gobierno de izquierda de verdad dentro de una orientación
anticapitalista y socialista.
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