La renuncia del doctor Julio Arbizú de
la Procuraduría Anticorrupción ha puesto los pelos de punta a la gente digna y decente, los
trabajadores del Perú. El odio que había suscitado entre las mafias
fujimontesinistas, apristas, ecotevistas y comunicares, era una garantía y
certificación de limpieza e imparcialidad en sus actos.
Por
eso, cuanto más lo odiaban los enemigos del pueblo, más admiración y respeto
generaba entre quienes luchamos con la esperanza de un mundo nuevo, sabiendo
que eso sólo será posible cuando acabe la adicción por la mayor posesión de
propiedades y acumulación criminal y desproporcionada que hacen unos pocos
respecto de la riqueza social que producen los trabajadores.
Prácticamente estábamos acostumbrándonos a
atestiguar la impunidad con la que se cometen numerosos robos al Estado, en
todas las épocas, y que la plata le llegue sola a los miserables que ocupan
puestos públicos comenzando por el más alto, el de la presidencia de
la república, cuando de pronto empezó a suceder que un desconocido
procurador intervenía la casa de uno de los mafiosos del régimen fujimontesinista ocupándola por
fuerzas policiales y adelante iba el Dr. Julio Arbizu procediendo a embargar al
mafioso Carlos Bologna, quien advertido previamente escondió bienes
de alto valor para que la acción de embargo lo afectara mínimamente.
Pero no era la cantidad embargada lo que hacía
noticia. Era la decisión del Dr. Arbizú,
que cancelaba una etapa de impunidad, lo que llenaba de admiración y orgullo
por este buen hijo del pueblo.
Agarra
la posta el Dr. Christian Salas, de quien Arbizú habla con satisfacción y
queremos creerle. Por lo pronto, en sus primeras declaraciones, se le nota que
continuará la senda abierta por el saliente y admirado hoy exprocurador.
Lo
extrañaremos Dr. Julio Arbizú y esperamos que, en el lugar que ocupe a partir
de hoy, siga usted demostrando su lealtad para con los destinos mejores por los
que lucha nuestro pueblo. Sepa usted que los peruanos fuera del país, en este
caso al noreste de los Estados Unidos, le enviamos desde acá nuestro más
profundo sentimiento de respeto y admiración a la vez que le damos las gracias
por la excelente labor cumplida.
Hasta la victoria.
(Prensa
Libre NJ-USA)
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